Globalización Tecnológica versus globalización capitalista



Globalización tecnológica versus globalización capitalista
Por Fabián Núñez Baquero
15/03/09
Es indudable que el hombre actual no puede vivir fuera de la globalización tecnológica. Es su nueva piel, sus nuevas manos y la más fresca prolongación de sus sentidos. Y sin embargo, la mayor parte de la humanidad no disfruta de esta nueva versión homínida, como relativamente muy pocos saben de la existencia de Juan Sebastián Bach o de El Bosco. Así mismo, pocos, poquísimos pueden plantearse-menos distinguir- la diferencia notable entre globalización tecnológica y globalización capitalista, entre ésta y la globalización socialista. Pero veamos cuáles son los productos de esta revolución globalizada:

Las tarjetas de crédito. Las personas que las poseen poca cuenta se dan de que la mayor parte de sus contemporáneos y congéneres ni siquiera saben en qué consisten ni para qué sirven, peor tenerlas. Este es un magno invento electromagnético que simplifica las transacciones comerciales y bancarias. De hecho es un accesorio útil en cualquier parte del globo donde puedes pagar tus gastos sin portar moneda contante y sonante en el bolsillo: simplemente te descuentan de tu cuenta corriente o de ahorros que posees en cualquier banco de tu país o fuera de él. Ni el cliente tiene conciencia del sistema tecnológico usado para este servicio ni la mayor parte de gente dispone de estas tarjetas puesto que ni siquiera pueden permitirse llenar sus necesidades económicas diarias, menos disponer de ahorros para comprar estas tarjetas.

Los hornos micro-ondas simplifican el cocinado y el calentamiento de alimentos y, claro, también es de uso selectivo: sólo lo utilizan las personas que pueden darse el lujo de un excedente económico tanto para adquirirlos cuanto para comprar alimentos en la calle que no los consumen ipso facto, o si puede darse el lujo de cocinar en la casa para que sobre para el otro día. Es un invento refinado y útil pero al cual en el sistema capitalista actual la mayor parte de desempleados y pobres no tienen acceso.

Ni siquiera podemos hablar del sistema de posicionamiento global del cual disponen los carros de lujo, de personas pudientes o de millonarios, mediante el cual- con un instrumental parecido al radiogoniométrico, no pueden saber dónde se encuentra el vehículo o la persona. El trabajador común y corriente, el pobre. No pueden valerse de este invento desde el mismo momento que ni siquiera pueden adquirir un vehículo.

Los teléfonos celulares o móviles, a base de micro ondas son de mayor consumo en el mundo, pero esto no quiere decir que todas las personas los poseen. En Cuba recién el régimen de Castro ha dado luz verde para que los adquieran, pero igual que sucede en el imposible acceso a los hoteles para turistas, el pueblo común y llano, no tiene dinero para comprarlos. A las compañías transnacionales de móviles no les interesa vender tanto los aparatos telefónicos, cuanto vender las tarjetas o planes de consumo. Por lo que, aun los que, con esfuerzo pueden comprar el aparato, tienen poco chance de disponer del dinero para el consumo telefónico que es relativamente caro en manos de la telefónicas privadas que utilizan todos los métodos para coaccionar el consumo y hacer más caro el servicio.

Los juegos electrónicos, tanto los comerciales como los caseros son de uso casi exclusivo de la gente que dispone de excedente económico y no de la mayoría obrera o pobre.

Lo mismo se puede decir en relación al servicio de internet, las redes de comunicación que son posibles a través de ella, y la computación en general. Ni la economía ni el conocimiento necesarios para su disfrute son de disposición de la mayoría de personas. Y los estados- como el de los capitalistas rojos de China- se cuidan muy bien en controlarlo para impedir el avance de la cultura entre las masas. Sin olvidar ni por un momento que la política- la verdadera- también es cultura.

Todos los otros inventos como los MP3, los Walkman, que te permiten ir oyendo música en el vehículo, sin molestar a los demás, los celulares con cámara fotográfica incorporada, las cámaras virtuales que incluyen imagen y sonido, además de tarjetas para escanearlos o incorporarlos directamente al computador, son de enorme utilidad, pero, así mismo, no pueden disfrutarlas aun la mayor parte de gente en el planeta.

De hecho, la globalización capitalista impide disfrutar a las grandes multitudes de habitantes del planeta de la globalización tecnológica. Las dos globalizaciones son drásticamente opuestas.Y esto a pesar de que la revolución tecnológica de alguna manera es producto de la globalización capitalista, aunque no sólo la ganancia ha impulsado los descubrimientos científico-tecnológicos.Es verdad que el deseo de mayor ganancia impulsa a los nuevos descubrimientos. Pero también es cierto que saca a relucir los impulsos del robo y la estafa y toda tecnología sirve, en última instancia y mientras perviva el sistema del lucro,para beneficiar al capitalismo. Puede decirse con claridad que sólo la globalización socialista- que no produce para la ganancia sino para cubrir las necesidades de toda la población- podrá llenar esta brecha injusta y de discrimen que ahora es una dura constante para miles de millones de proletarios del mundo.

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