Cómo leer una página de Zizek

La lucha de clases es una ley en la sociedad capitalista

Cómo leer una página de Zizek
Por Fabián Núñez Baquero
19/03/2010
Si hay un acuerdo general entre (lo que queda de) la izquierda radical de hoy, es que, para resucitar el proyecto político radical, uno debe dejar atrás el legado leninista: el énfasis despiadado sobre la lucha de clases, el partido como la forma privilegiada de organización, la toma revolucionaria del poder por medios violentos, la subsiguiente 'dictadura del proletariado' ...¿acaso todos estos no son 'conceptos zombie' que la izquierda tiene que abandonar si quiere tener algún tipo de oportunidad en las condiciones del capitalismo tardío 'posindustrial'? Žižek

Este es el primer párrafo de un artículo de Slavoj Žižek, un filósofo de la postmodernidad posmodernista nacido en 1949 en Eslovenia y que se publica el 23 de noviembre del 2003 en un portal virtual llamado Con el título de "Estrategia Internacional", con el lema general de INTELECTUALES Y ACADÉMICOS y con el titular
Un Lenin ciberespacial: ¿por qué no?


Dejando a un lado la nota festiva del título, con su atmósfera pequeño burguesa, prefiero ir los puntos fundamentales que el texto suscita.

Según Zizek para resucitar un proyecto de izquierda “radical”, uno debe dejar atrás el legado leninista. Es decir que Lenin, su trabajo marxista, científico y revolucionario, que generó una transformación cualitativa de una Rusia estancada en la comuna medieval del zarismo y que dio el salto al socialismo, un Lenin quien- junto a Trotsky- creó la III Internacional Comunista, todos estos aportes revolucionarios y científicos deben ser echados al tarro de la basura. Esto es lo que entendemos cuando Žižek afirma “que se debe dejar atrás el legado leninista”. Luego pasa a desglosar las categorías en que se basó Lenin- y se basa el marxismo- : “...el énfasis despiadado sobre la lucha de clases, el partido como la forma privilegiada de organización, la toma revolucionaria del poder por medios violentos, la subsiguiente ´dictadura del proletariado´...”A todas estas concepciones las acuña con la fórmula “conceptos zombies””. Si abandona todo esto, entonces, afirma Zizek, la izquierda puede disponer de algún tipo de oportunidad en lo que Zizek llama el capitalismo tardío posindustrial”. Pero desglosemos rigurosamente estos enunciados de Zizek, con la crítica marxista correspondiente:
1. Cuando Žižek habla de una “izquierda radical”, ni siquiera puede- ni siquiera lo piensa remotamente- establecer la diferencia entre” izquierda”- por muy radical que sea- y marxismo.
2. La categoría de lucha de clases es una ley que existirá mientras sobreviva el modo de producción capitalista y la existencia de la desigualdad de clases, con una de ellas dominando al resto de la sociedad. Una ley objetiva no depende del capricho de nuestra conciencia o de nuestra subjetividad, existe y opera de forma tan implacable como la ley de la gravitación universal.
3. Como una ley opera- y si se quiere entenderla y dominarla, hay que utilizarla en el análisis de todos los días, entonces, Lenin y los marxistas se basaron y se basan en el análisis de clase, utilizando esta función, esta categoría en todos los fenómenos sociales circundantes.
4. El partido es el laboratorio de la lucha de clases donde se procesan los resultados teóricos y de principios, para luego llevarlos a la práctica y, de vuelta, analizar la práctica y la diferencia relativa entre ésta y los planteamientos teóricos y de principio. Sin partido, igual que sin laboratorio, no es posible una práctica científica.
5. La revolución socialista- ahora más que necesaria en todo el globo- expresa la exigencia de la eliminación de la propiedad privada sobre los medios sociales de producción como requisito para una economía planificada y de servicio para todos. Esto sólo es posible si todas las masas derrocan al sistema actual basado en la apropiación privada y el lucro. Por más que sea un poco rutinario, repetitivo y cansado para la pequeña burguesía, el marxismo- siendo una ciencia- no puede renunciar a utilizar sus exactas categorías por más que ellas puedan llevar a que la burguesía y sus socios respondan- como en el caso de la revolución rusa de 1917- con la violencia armada.
6. Ante la evidente existencia de la dictadura de la burguesía en todas las escalas de convivir de la sociedad actual en todo el planeta, es decir, ante el dominio de una minoría burguesa sobre la mayoría proletaria que da por resultado la desigualdad social, los marxistas siempre defendemos la necesidad de una dictadura del proletariado, es decir del dominio de la mayoría de trabajadores y pobres sobre la élite de la actual clase dominante. Si esto asusta a Zizek y otros intelectuales como él, es problema de ellos y no del marxismo.
7. No sé de qué “conceptos zombie” puede hablar Žižek si ellos lo asustan y trata de evitarlos a como dé lugar. Si por ser el centro del marxismo él los quiere descartar, eliminar para dar paz a su conciencia y buenos negocios a los capitalistas que seguirán sosteniendo a su sistema de la ganancia.
8. Žižek sólo quiere dar” algún tipo de oportunidad a la izquierda radical” pero no al marxismo revolucionario.
9. El liberalismo ecléctico con el cual maneja los conceptos le lleva a Žižek a declarar la existencia de “un capitalismo tardío posindustrial” Esto significaría que el actual capitalismo ya no se basa en la industria lo que implicaría la producción sin entes de producción, objetos industriales sin industria, trabajo global sin trabajadores. Estas son maneras de hablar sin contenido, sin responsabilidad. Esta mentira conceptual sobre la realidad les lleva a filósofos posmodernistas como Zizek incluso a negar la misma existencia de la clase obrera.
10. La traición de la socialdemocracia alemana y de la II Internacional a la revolución socialista en cada país, luego de que se comprometieron antes de 1914,, siquiera con dos , y hasta siete años de anticipación- como científicos, como marxistas en apariencia, a convertir la guerra en revolución- no es un problema sólo teórico sino la coherencia que debe existir entre teoría y práctica, en lo que se dice, se plantea, y la realidad. Es la prueba de fuego del marxismo real.
11. Cuando Zizek llama a descartar los conceptos zombies- como el caso de la inexorable necesidad de la construcción de un partido revolucionario- lo consecuente es negarse a tal construcción en la práctica, ni siquiera utilizar las páginas de una organización como ésta en la cual Zizek escribe tal negación. Por consiguiente, hay una mutua e inmoral utilización: la de Estrategia Internacional con su revista que mal utiliza el artículo de Žižek con fines, a lo mejor, de esnobismo literario o de ganar fama de “intelectual” y la de Žižek que saca a luz sus ideaciones contra-revolucionarias para mejor aparecer ante el gran público internacional como alguien que “también” habla con pertinencia hasta de política marxista revolucionaria.
12. Žižek, por lo tanto, considera la dictadura del proletariado un concepto zombie también, por lo cual echa por la borda “el único descubrimiento científico” que realizó Marx- según el mismo Marx lo expresa en una carta memorable a Kugelman cuando afirma que si bien los burgueses habían descubierto la lucha de clases, él había descubierto, en cambio, que esta lucha conduce inexorablemente hacia la dictadura del proletariado. Y sabemos hasta que punto era rigurosa y diáfana la conducta científica de Marx. Y, además, conocemos, ahora con mayor contundencia, la exactitud de este descubrimiento que ya se puso en evidencia en la revolución rusa de 1917 y- si bien en forma negativa- hasta en el movimiento revolucionario contemporáneo en todos los países. Nuevamente Žižek:
13.El problema con este argumento aparentemente convincente es que se compra muy fácilmente la imagen heredada de Lenin como el sabio líder revolucionario que, después de formular las coordenadas básicas de su pensamiento y práctica en el '¿Qué Hacer?', simplemente se dedicó, de forma consistente y despiadada, a llevarlos a cabo. ¿Qué pasa si hay para contar otra historia sobre Lenin?
Y
¿cuál es esa otra historia? ¿Acaso Lenin no escribió la perspectiva marxista desde incluso antes de escribir el “Qué Hacer” en su lucha por la construcción del partido a través de cuadros revolucionarios? Pero él no escribió un recetario y luego se sentó a cumplir lo que había escrito. El análisis vivo de los acontecimientos y de la lucha de la clase obrera rusa e internacional le guiaba a él y al partido para la formulación del programa y de los principios revolucionarios basados en el análisis desde la perspectiva histórica de la clase obrera. ¿Cuál es esa otra historia de Lenin que Žižek cree contarnos, no lo dice. En lugar de continuar con su nueva versión de Lenin, Žižek se salta a otro asunto:
Es verdad que la izquierda de hoy está sufriendo una experiencia fulminante del fin de toda una época del movimiento progresista, cuya experiencia la empuja a reinventar incluso las coordenadas básicas de su proyecto --no obstante que fue precisamente una experiencia homóloga la que alumbró al leninismo
¿La izquierda sufriendo una experiencia fulminante del fin de la época del movimiento progresista? ¿Qué tipo de izquierda? ¿Qué movimiento progresista? ¿Qué proyecto se ve obligado a reinventar el movimiento progresista que no sabemos cuál es, o la izquierda que tampoco sabemos cuál es? ¿Y cuál es la experiencia- de quién- que supuestamente es homóloga al leninismo? ¿Y en qué consiste supuestamente el leninismo? Si no hay una clarificación de estos interrogantes todo lo que dice Žižek es una simple cháchara y gárgaras caóticas con las palabras:
 14. Recordemos cómo se conmocionó Lenin cuando, en el otoño de 1914, todos los partidos socialdemócratas europeos (con la honrosa excepción de los bolcheviques rusos y los socialdemócratas serbios) adoptaron la 'línea patriótica' --Lenin incluso llegó a pensar que el número del Vorwärts, el diario de la socialdemocracia alemana que informaba cómo los socialdemócratas en el Reichstag habían votado por los créditos de guerra, era una falsificación de la policía secreta rusa pensada para engañar a los obreros rusos. En esa era de conflicto militar que cortó al continente europeo por la mitad, ¡cuán difícil era rechazar la noción de que uno debía tomar partido en este conflicto, y luchar contra el 'fervor patriótico' en el propio país donde uno habitaba! ¡Cuántas grandes mentes (incluso Freud) sucumbieron a la tentación nacionalista, aunque más no fuera por un par de semanas! Esta conmoción de 1914 fue --para ponerla en los términos de Alain Badiou-- un 'désastre', una catástrofe en la que todo un mundo desapareció: no sólo la idílica fe burguesa en el progreso, sino también el movimiento socialista que lo acompañó.
Para alguien que no tiene idea del por qué es necesario un partido revolucionario- como es el caso de Zlavoj Žižek- ni en qué consiste la dictadura del proletariado en respuesta al modo de producción capitalista de desigualdad intrínseca, es claro que se le hace difícil luchar contra el nacionalismo. Y esto porque el socialismo es una concepción científica internacional y no local, el socialismo se basa en el estudio- como lo hizo Marx- de la estructura capitalista en el mundo. Pero del hecho que los traidores socialdemócratas alemanes, y demás, se cobijaran bajo el ala de su propia burguesía en la Primera Guerra Mundial, no se puede ni se debe sacar la falsa conclusión de:
 ! Esta conmoción de 1914 fue --para ponerla en los términos de Alain Badiou-- un 'désastre', una catástrofe en la que todo un mundo desapareció: no sólo la idílica fe burguesa en el progreso, sino también el movimiento socialista que lo acompañó.
Tan no sucumbió el socialismo que éste se impuso en la Rusia de los zares bajo la dirección marxista de Lenin y de Trotsky en 1917. Ni la concepción socialista ni el movimiento socialista desaparecieron. Por el contrario sentaron las bases más sólidas para el despliegue de la lucha proletaria internacional. Esto no puede verlo Zizek, pero en cambio ve otros fantasmas:
El propio Lenin (el Lenin del '¿Qué Hacer?') sintió que cedía la tierra bajo sus pies --no hay, en su reacción desesperada, ninguna satisfacción, ningún '¡se los dije!' Este momento de Verzweiflung, esta catástrofe, abrió el sitio para el evento leninista, por romper el historicismo evolutivo de la Segunda Internacional --y sólo Lenin estaba a la altura de esta apertura, fue el único en articular la verdad de la catástrofe. Este es el Lenin del que todavía tenemos algo que aprender. La grandeza de Lenin fue que, en esta situación catastrófica, no tuvo miedo de tener éxito --en contraste con el pathos negativo discernible desde Rosa Luxemburg hasta Adorno, para quienes el acto auténtico en última instancia es la admisión de la derrota que alumbra la verdad.
15. Para Lenin como para Trotsky, sobre todo, antes que para el partido en su conjunto, la traición de la socialdemocracia de la II Internacional al votar los créditos de guerra para su clase dominante, era simplemente otro frente de lucha: Había que esclarecer- como lo hicieron- las fuentes ideológicas de la traición. Lucharon para desentrañar ante la clase obrera rusa e internacional la fuente nutricia de la guerra, una guerra de rapiña de capitalistas para beneficiar a capitalistas, una guerra donde la clase obrera no tenía ninguna parte ni responsabilidad. Y el hecho de que sus dirigentes hayan claudicado frente a la burguesía no era sino una muestra de su traición. Lenin en este camino escribió los sendos artículos que formaron el libro “El renegado Kautsky y la revolución proletaria” y Trotsky escribió “El Anti-Kautsky”. Ni Lenin ni Trotsky se sintieron conmovidos ni sintieron miedo, ni siquiera el miedo de tener éxito, porque eran marxistas, porque para el marxista no existe ni la fortuna, ni el azar, ni el miedo, sólo la lucha por llevar a cabo en la práctica los resultados de sus análisis. Por lo que es una calumnia, la de Zizek, cuando habla de no sé qué pathos negativo en la extraordinaria revolucionaria polaca Rosa Luxemburgo, quien luchó por llevar adelante la revolución a pesar de los mismos ex compañeros socialdemócratas que generaron y permitieron su asesinato. Adorno, un intelectual anti-marxista, no tiene nada que hacer- por el contrario es un insulto- cuando Zizek le hace aparecer junto a Rosa Luxemburgo. Pero aunque nos extendamos un poco más de la página programada, demos la palabra otra vez a Žižek:
En 1917, en lugar de esperar el momento correcto de madurez, Lenin organizó una huelga preventiva. En 1920, como líder del partido de la clase obrera sin clase obrera (la mayoría de ella había perecido en la guerra civil), prosiguió la organización de un estado, aceptando en su totalidad la paradoja del partido que tiene que organizar, incluso recrear, su propia base, su clase obrera.

En ninguna parte se palpa más esta grandeza que en los escritos de Lenin que cubren el lapso de tiempo entre febrero de 1917, cuando la primera revolución abolió el zarismo e instaló un régimen democrático, hasta la segunda revolución en octubre. En febrero, Lenin era un emigrado político semi-anónimo, perdido en Zurich, sin contactos confiables en Rusia, enterándose de los eventos principalmente a través de la prensa suiza. En octubre dirigió la primera revolución socialista victoriosa --¿pero qué fue lo que ocurrió entre medio? En febrero, Lenin percibió inmediatamente la oportunidad revolucionaria, el resultado de circunstancias contingentes únicas --si no se echaba mano del momento, la oportunidad para la revolución se desperdiciaría, quizás por décadas. En su terca insistencia de que uno debe aceptar el riesgo y pasar a la próxima fase, es decir, repetir la revolución, Lenin estaba solo, ridiculizado por la mayoría de los miembros del comité central de su propia partido, y la lectura de los textos de Lenin de 1917 proporciona un pantallazo único sobre el obstinado, paciente, y a menudo frustrante trabajo revolucionario a través del cual Lenin impuso su visión. Sin embargo, por más indispensable que haya sido la intervención personal de Lenin, uno no debe modificar la historia de la Revolución de Octubre haciéndola pasar por la del genio solitario confrontado con las masas desorientadas que impone su visión gradualmente. Lenin tuvo éxito porque su apelación, mientras pasaba por alto a la nomenklatura del partido, encontró un eco en lo que uno tiene la tentación de llamar la micropolítica revolucionaria: la explosión increíble de la democracia de base, de los comités locales que crecen alrededor de todas las grandes ciudades de Rusia y, mientras ignoran la autoridad del gobierno 'legítimo', toman las cosas en sus manos. Esta es la historia acallada de la Revolución de Octubre.

La revolución bolchevique de 1917 fue el resultado simbiótico de factores objetivos y de la parte subjetiva encarnada sobre todo en Lenin y Trotsky, y luego en el partido revolucionario. En Rusia la revolución fue de carácter socialista, con cuadros y un partido socialista, con dirigentes socialistas, con tradición y conciencia socialista, con cuadros medios luchando al interior de la clase obrera por las tesis socialistas y con cuadros obreros socialistas. Si no se conoce y no se entiende esto se puede decir lo que se quiera sobre la más gigante revolución de la historia que siempre resultará una chunga irresponsable. Y es lo que pasa con Zizek: no entiende que Lenin conjugó los factores objetivos, concretos de la madurez de la revolución en marcha y los factores subjetivos de la dialéctica materialista, ese dominio, con sus propias leyes autónomas, de la conciencia socialista que Lenin manejaba magistralmente. Sus Tesis de Abril son la muestra de la lucha por el convencimiento a su propio Comité Central de la necesidad de no dejar pasar la madurez objetiva ya en descomposición de la revolución y la toma del poder. Al apelar al partido y luego a las masas, esas apelaciones se hacían visibles en la prensa bolchevique que leían miles de obreros y pobres en Rusia. Sin ese vehículo concreto, material, revolucionario, la toma del poder hubiese sido sólo el juego de una afiebrada mente solitaria.
Žižek, con sesgo irónico llama a Lenin un sabio apartado de la real lucha de clases , viviendo apartado, aislado en su condición de emigrante en Suiza y Europa y sólo enterándose de lo que sucede en su propio país a través de la prensa burguesa.. Pero lo que no sabe Žižek es que-gracias al partido y sus heroicos militantes- Lenin estaba enterado del movimiento obrero, de sus luchas, de las facciones seudo socialistas, lo que pensaban las clases dominantes y hasta sus actuaciones más escondidas. Y precisamente por el sistemático procesamiento de esta realidad- y con el método marxista del conocimiento- en conjunción con la correspondencia directa con los líderes del partido al interior de Rusia, Lenin nunca dejó de estar ligado al proletariado ruso, Lenin nunca estuvo solo, aislado ni fue desconocido para la clase obrera rusa a la cual dirigía desde el exilio.
En Zizek no deja de estar presente la noción burguesa de la revolución rusa como golpe de estado de unos pocos individuos usando un momento o circunstancia oportunos. Lenin y el partido, fueron, por el contrario, una presencia revolucionaria viva por más de treinta años antes de la revolución.
Al desconocer todo esto Zizek apela a no sé que noción de micropolítica revolucionaria, la explosión democrática de base, todo ello como un milagro, como algo que estalla porque sí, de repente, sin ligamen al partido y a las tradiciones socialistas revolucionarias de los obreros y pobres de Rusia. Esta cosmovisión está realmente empatada con el rechazo al conocimiento causal, objetivo, a la concatenación del mundo y de los hechos históricos, a la posibilidad real de conocer y transformar el mundo, que es privativo de los posmodernistas, quienes rechazan la posibilidad del conocimiento de la totalidad mediante ese término literario: el metalenguaje. Con esta atorrante palabreja- y más muertos y heridos- pretenden descalificar al marxismo revolucionario, pero no lo logran ni lo lograrán nunca.

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