Otra vez la revolución mundial



Otra vez la revolución mundial
(Los jeques derrocados en África y en América)
Por Fabián Núñez Baquero
07-03-2011
En Túnez,Ben Gardan. "Hemos venido para ayudar, porque son como nosotros y porque la revolución tiene que triunfar en toda África, en todo el mundo", dice un joven llamado Mahda.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Libia/pais/muertos/elpepiint/20110225elpepiint_5/Tes


¿Puede decirse que el siglo XXI sirve de partera para la revolución mundial? ¿O fue, más precisamente, el feriado bancario de Bush y Obama y la quiebra del sistema financiero imperialista del 2008, el heraldo de los levantamientos revolucionarios en el Medio Oriente y África? ¿O los dos factores combinados? ¿Es decir, por un lado las masas ya no pueden soportar la riqueza escandalosa de un faraón como Mubarak que tiene una riqueza de 70.000 millones de dólares- superando a George Soros o al libanés-mexicano Carlos Slim- mientras ellas a duras penas tienen dos dólares en el bolsillo; y, por otro, el sistema basado en la acumulación privada ya no sirve para la realidad concreta en la que viven inmersas las masas del planeta? ¿ Cómo es que hubo un señor llamado Fukiyama que hablaba del “fin de la historia y de las ideologías”? Parecería mas bien que estamos entrando al “inicio de la historia” y a la confirmación de al menos una ideología. Por décadas los estalinistas atacaban la teoría de la revolución permanente de León Trotsky aduciendo que era impensable el surgimiento simultáneo de la revolución en varios países o al menos en dos, y, además, que las masas atrasadas de los países de capitalismo incipiente no podían sino luchar por la democracia capitalista en cada país y por consolidar una clase obrera todavía en ciernes. Pero parece que la revolución permanente está a la orden del día y la revolución mundial vuelve a retomar el eslogan de Marx en el Manifiesto Comunista: “¡Obreros de todo el mundo uníos!!
Además la teoría de la revolución permanente se ha probado ya en varios países- y se está comprobando ahora en África y en Oriente Medio-: si la clase obrera no conquista el poder con un programa socialista, otras personas de la misma clase dominante vuelven a tomar las riendas del gobierno y mantener el mismo régimen capitalista. En Ecuador se cumplió no sólo con Bucaram y Mahuad, sino también con otro coronel : Lucio Gutiérrez. Los Forajidos le tumbaron para sólo dar paso a otro gobierno burgués, esta vez demócrata cristiano, rodeado de la misma partidocracia y de la misma corrupción gutierrista, la del actual régimen de Correa.

Hay muchas preguntas que hacer y hay conclusiones evidentes que sacar. La revolución está involucrando a los pobres de Túnez, Irán, Egipto, Bahréin, Irak, Paquistán, Arabia Saudita, Marruecos, Afganistán, Libia, Yemen, Jordania, Siria y el mismo Líbano. Lo que los marxistas como Lenin y Trotsky llamaban “la era de guerras y revoluciones”, “la era de la revolución permanente” está presente en nuestras propias narices. Como se sabe, una era es algo más que una década o, incluso, un siglo. Ellos pensaban con perspectivas de centurias y no para la comidilla de un día o una semana. Trotsky siempre insistía que las masas son revolucionarias por sus mismas condiciones precarias de vida, y acuñaba la imagen de la presión del vapor que necesita un émbolo para canalizar esa fuerza: el vapor siempre presente eran las masas proletarias y el émbolo necesario la dirección consciente, el liderazgo. El vapor siempre existe-afirmaba- pero no así la adecuada dirección proletaria.

La casualidad histórica se mezcla con la causalidad rigurosa, parece cuento, pero es real. Quiero referirme a la experiencia de las masas derrocando presidentes de origen libanés, patriarcal, como lo fueron Abadalá Bucaram y Jamil Mahuad en Ecuador. Ahí estuvo el heroico combustible de las masas campesinas y proletarias movilizando su fuerza incontrastable, haciendo pedazos a regímenes burgueses que- como el caso de Bucaram- se llevaban en costales el dinero del estado, es decir, del pueblo- o el de Mahuad engordando más las arcas de los millonarios que poseían dólares y se llevan en peso el capital de bancos y financieras y dejaban pocos sucres para los miserables. Esas revoluciones fueron una gloria para las masas aguerridas, había el vapor pero no existió el émbolo para canalizar esa gigantesca fuerza y convertirla en verdadera revolución proletaria.

El resultado fue que el pueblo realizó un trabajo de envergadura colosal sólo para que el sistema de la ganancia prosiga tan campante como antes y que el poder vuelva a caer en otras manos de la misma clase burguesa. La burguesía ponía otro personal y seguía la misma expoliación y la misma vida miserable para las mayorías.
Ahora los jeques del Medio Oriente y África- parientes de los Bucaram y Mahuad en el Ecuador- son expulsados del poder, las increíbles multitudes musulmanas están haciendo un trabajo maravilloso, de fábula, que ni siquiera Las Mil y Una Noches fue capaz de imaginar, pero están ya constatando que les falta el émbolo necesario, carecen de una dirección política que elimine no a individuos sino al mismo sistema de explotación, de esclavitud salarial y de beneficio privado. En Túnez y en Egipto ya se está viendo cómo la burguesía retoma sus posiciones incluso con partidarios de los mismos jeques o faraones defenestrados. En Libia los combatientes revolucionarios- ante el macabro genocidio del ejército y los mercenarios del criminal Gadafy- sienten, piensan que les hace falta una dirección no sólo militar sino política. Para los marxistas los caudillos nacionalistas- no importa con qué bandera se presenten, incluyendo los que se disfrazan de socialistas como el monstruo libio- siempre están al servicio de su propia burguesía, de su fortuna personal y del mismo imperialismo, como Gadafy, desde hace al menos diez años. Para los marxistas el patrioterismo es un claro símbolo de un definido régimen burgués que defiende, se sirve de la propiedad privada y la genera. Hoy es imposible solucionar la crisis capitalista bajo la óptica del nacionalismo o mediante la locura del guerrerismo genocida o del terrorismo individual. La revolución mundial está presente, porque la crisis es de todo el sistema capitalista.

Comentarios

Muy lúcido su comentario, un análisis de la realidad actual y una breve mirada acertiva de la historia y del penjsamiento político. Lo que está pasando en el mundo árabe, e incluso en el musulmán, de la ausencia de líderes ideológicos y políticos, como usted bien lo anota, me hace pensar en Bolívar cuando decía que los pueblos de América Latina no habían sido preparados para la libertad. La educación es requisito indispensable para que un país salga adelante, eso lo saben los tiranos, por eso impiden que la educación y la información llegue a las masas. De todas formas ya no creo en la revoulción permanente, creo en una auténtica democracia y huyo de los extremos, llámese derecha o izquierda. Colombia lo sabe muy bien con la terrible experiencia que hemos tenido con las FARC.
umbral de las voces ha dicho que…
Gracias, amigo, su comentario. Me permito hacer algunos puntos.

Cuando usted dice "ya no creo en la revolución permanente" me hace pensar que ¿alguna vez la consideró seriamente? Como usted debe saber Trotsky escribió todo un libro sobre la necesidad de un liderazgo obrero para dirigir tanto la revolución democrático burguesa como la revolución socialista, proceso inexorable en todos los países atrasados y que ya Marx lo llamó "revolución permanente" y que Trotsky no hace sino desarrollar con las nuevas necesidades del proletariado mundial. El marxismo no considera los métodos de terrorismo individual o de grupo como el factor central de la revolución, sino la lucha de clases bajo la dirección de la vanguardia obrera y con un programa socialista internacional. En África, Medio Oriente y América Latina se necesita un programa socialista mundial y secciones marxistas que trabajen conjuntamente con ese mismo programa

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