La lucha por el Yasuní es una lucha contra el lucro privado

Marchas anticorreistas en defensa del Yasuní


La lucha por el Yasuní es una lucha contra el lucro privado
( Al capital no le interesa la defensa de la naturaleza)
Por Fabián Núñez Baquero
23/08/13

La marcha atrás del régimen capitalista de Rafael Correa en el acuerdo de protección del eco sistema del Yasuní y el curso hacia la explotación del petróleo no solo verifica el carácter improvisado y no programático de su política de lucro sino que está generando una agudización de la lucha de clases y serruchando el propio piso para la estabilidad y permanencia de su mandato. Se trata en esencia de una lucha entre la protección del hábitat planetario y el sistema de la ganancia. Hay que recordar que Correa, antes aliado del ecologista Acosta, fue respaldado no solo por izquierdistas no marxistas y movimientos sociales de clase media, que lo subieron al poder y que hasta ahora lo sostienen, sino sobre todo por organizaciones y juventud con convicciones y entusiasmo arraigado en la defensa de la naturaleza. Para estos sectores, la explotación del Yasuní y la destrucción de hábitat natural amazónico significa una traición más de Correa a sus de labios para afuera declaraciones de defensa de la Pacha Mama- como llaman en lengua quichua a la naturaleza- luego de las acciones de represión a las organizaciones que se han opuesto y se oponen a la explotación de la minería a cielo abierto.
Para los ecologistas- y para la mayoría de sectores del campesinado pobre, obreros y humildes personas de la ciudad-el frenesí de Correa por explotar minas y el petróleo del Yasuní revela una política de engaño y de burla al pueblo, luego de que se comprometió- y comprometió al país- ante el mundo a dejar el petróleo bajo tierra para proteger la cuenca de mayor diversidad en fauna y flora del planeta. La consciente movilización de estos sectores es ahora- y con razón-por una Consulta Popular para que no se explote el petróleo del Yasuní. El régimen capitalista de Correa ha respondido con agresivo desafío a que cumplan la recolección de más de 600 mil firmas de respaldo a esta iniciativa, cuando para asuntos tan secundarios e irrelevantes como la suspensión de las corridas de toros y que no se mate a estos animales, no exigió ni una sola firma.

Oro negro para los capitalistas chinos

De hecho las reales motivaciones para tan grave cambio en la política del régimen es la desesperada carrera para obtener recursos económicos y el cumplimiento de una agenda para cumplir con los acuerdos petroleros con el imperialismo capitalista chino con el cual el correísmo ha contraído una deuda de 8 mil millones de dólares y que no podrá ser pagado de otra manera que con oro negro. La tendencia a la baja del precio del petróleo, la desaceleración de la economía nacional – como reflejo de la crisis mundial del capitalismo-y el festín de recursos de una economía dirigida al lucro y al enriquecimiento de unos pocos en detrimento de la mayoría, han sido los detonantes que empujan al régimen a desenmascarar sus ya, en la práctica, preparativos y ejecuciones fácticas para la explotación petrolera en el Yasuní.
Pero, plagiando a las consignas de Correa, es prohibido olvidar que su régimen también dio marcha atrás en las ofertas de asilo a Edward Snowden, el joven perseguido por el imperio por revelar el espionaje electrónico de EEUU al mundo. Sus fogosas diatribas ultra izquierdistas contra el imperio ofreciendo regalar 23 millones de dólares para los Derechos Humanos, sólo constituyeron una cortina de humo para esta vergonzosa retirada cargando la culpa de todo lo sucedido a un funcionario de la embajada en Londres. Dio marcha atrás desde el principio cuando ofreció no pagar la deuda externa y se convirtió en el mejor pagador de la misma. Ha dado marcha atrás cuando- hablando en quichua-ofreció defender a los indígenas para luego someter a represión a sus dirigentes que no se han doblegado a la dictadura burguesa. Correa ofreció luchar contra el capitalismo salvaje y se ha subordinado al más salvaje, hipócrita y mezquino de los capitalismos, el chino, disfrazado de socialista. Y ha sido el mismo capitalismo occidental de EEUU, Francia, Alemania, el que no ha apoyado ni siquiera con el 1% de la ayuda de 3000 millones necesaria para mantener el oro negro en tierra en el Yasuní. Al imperialismo mundial ni al capitalismo nacional no les interesa la defensa de ningún eco sistema.

Correa representa la dictadura del capital

Por eso todas estas retiradas y supuestas traiciones no son tales si se analiza la vertiente de clase del régimen, su fisonomía y sus perspectivas. Y no importa que Correa y sus seguidores se hayan disfrazado de socialistas o de castro guevaristas, o que hayan cantado al Comandante Che Guevara o coreado consignas cubanas. No se es guevarista por cantar al Che, así como Bucaram no fue Iracundo por cantar a los Iracundos. Al fin y al cabo la marcha atrás en el Yasuní sólo es la punta del iceberg de un régimen que representa la dictadura del capital y el mantenimiento de la propiedad privada. Para el capital y el lucro son irrelevantes la protección de la naturaleza o el hábitat natural, si ni siquiera le importa la pobreza extrema, el desempleo y el hambre de millones de personas. Se valen de ellos, eso sí, para justificar la explotación abierta de minas y petróleo, pero sabemos bien que los recursos del petróleo no han servido- desde las dos últimas décadas del siglo XX en que se inició la explotación- sino para engordar la riqueza de los ricos y enflaquecer la pobreza de los más pobres.
Ahora la dictadura de Correa lanza, junto a la marcha atrás en el Yasuní, la consigna de eliminar el subsidio a los combustibles y el gas, lo que provocaría el inicio de una guerra civil por los límites de pobreza y desempleo que haría imposible que los usuarios puedan comprar gas a precios internacionales y peor afrontar los elevados costos de la electricidad por más que Correa ofrezca cocinetas eléctricas, esto no es nada en comparación al dogal del costoso pago mensual. Y esto es, quizás, el umbral para la eliminación del bono de la pobreza, políticas todas que viene exigiendo la burguesía desde hace varias décadas.
No hay que olvidar que gobiernos civiles o militares que se han turnado no han hecho otra cosa que representar los intereses de la dictadura del capital y de la propiedad privada. Y el régimen de Correa- aun con la filantropía del bono a la pobreza o los gestos populistas de amistad con los indígenas y toda la parafernalia y burocracia del Sumak Kausai, o Buen Vivir, no representa otra cosa que la dictadura del capital y la propiedad privada. Él dice que quiere, con los fondos del petróleo vencer la pobreza, pero el capitalismo que lleva en los huesos y en la sangre- con los que le siguen- le impide soportar ni siquiera una oposición honrada dentro de los límites mismos del sistema capitalista, no se diga afrontar la eliminación de la pobreza que implica inevitablemente la eliminación de la propiedad privada de los medios sociales de producción, es decir, un socialismo real.
Por lo demás con los cientos de miles de millones de dólares que han ingresado por concepto del petróleo, y sin hacer cuenta de los masivos envíos de los emigrantes, la dictadura de Correa ya hubiera podido y con mucho eliminar la pobreza. Para eso se necesitaba un régimen social de economía planificada. Pero ese no era su programa, de hecho no tenía ningún programa que no sea ser presidente a rajatabla y pasar estos seis años en perenne campaña electoral.
No se podía esperar otra cosa de un profesor de la élite de la Universidad San Francisco de Quito, que en sus cuarenta años vitales jamás hizo un átomo de política, jamás se pronunció en pro o en contra de los problemas más acuciantes de la sociedad, que ni siquiera emitió una hoja volante, o visitó algún gremio de trabajadores o campesinos; en fin, no se podía esperar otra cosa de un maestro improvisado en política, azuzado y respaldado por hambrientos politiqueros de derecha y de izquierda. Su gabinete y administración, que es una verdadera mezcolanza de patrioteros especímenes de derecha e izquierda, no es sino la consecuencia del predominio del capital que sobrevive gracias a la anarquía de la producción y su reflejo anárquico en los pasillos del poder y del gobierno.
El Yasuní se explotará no para subsanar la pobreza sino para atender los voraces apetitos del capitalismo nacional e internacional, esa es la pura y neta verdad. Por lo tanto,Correa no ha traicionado a nada ni a nadie. Se puede decir que es el presidente capitalista más excelente de América Latina y, quizás del mundo, es su signo de clase el que sobresale. Y esto porque ha logrado realizar lo que ningún presidente o dictador civil o militar de la burguesía ultra derechista ha podido: eliminar toda oposición, realizar feroz represión a nombre del socialismo,acallar toda rebelión estudiantil, anatematizar y penalizar toda movilización de descontento u oposición social, amordazar la libertad de expresión, obtener reelección a voluntad, someter al magisterio a fuerza de contratos, y tender a una posible dictadura vitalicia.
Con esta realidad de por medio, la lucha por la Consulta Popular para no extraer el petróleo del Yasuní es solo un aspecto, pero fundamental, en la lucha contra el capital y el imperialismo que lo único que les interesa es el lucro y no la protección de la naturaleza ni la sobrevivencia de la misma humanidad. En esencia la lucha por la protección del Yasuní es contra el deseo del capital de comercializar recursos no sólo petroleros sino madera, bosques, animales, tierras, minas en general. El liderazgo esencial para enfrentar la dictadura del capital y la propiedad privada que representa Correa, es uno que se base en la dictadura del proletariado y en la eliminación del sistema del lucro privado.

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