Corrupción y capitalismo



Corrupción y capitalismo
( El socialismo del siglo XXI mantiene al capital )
Por Fabián Núñez Baquero
30/09/16


La pregunta¿cómo eliminar la corrupción en el mundo?,se transforma en esta otra:¿cómo eliminar el capitalismo en el mundo? El capitalismo, la ganancia individual o de grupo procrea la corrupción. La una no puede vivir sin el otro. Y no es cuestión personal así como no lo es respirar o dormir. Son fenómenos subyacentes al modo de producción actual. La generalizada enfermedad de la corrupción y sus secuelas de catástrofe de la economía y pérdida de confianza entre las personas y pueblos, el desperdicio colosal de recursos, así como la falta de planificación de la producción, son problemas cuya vastedad e importancia ameritan una reflexión profunda.
No podemos aceptar que etapas superadas de canibalismo subsistan ahora bajo refinados métodos y modelos asentados en el toma y daca del crédito, paraísos fiscales, enorme exacción de recursos a través de los bancos y entidades como el Fondo Monetario y el Banco Europeo o Mundial. Tampoco podríamos sustentar o defender la existencia del capitalismo como parte de la naturaleza voraz, depredadora del mono inteligente, peor aún explicarla en la esencial antropofagia del universo donde galaxias y agujeros negros se comen los unos a los otros.
No es posible hacer tales aseveraciones basadas en la abusiva interpolación de hechos de la física lo que nos llevaría a la imposibilidad absoluta de cambiar la naturaleza humana y al sistema social y económico basado en la compra y venta. Tampoco podemos recurrir a justificar el robo y la rapiña estatal o privada, con ejemplos de la naturaleza depredadora de animales y seres vivos en la universal cadena macrobiótica. Si antes fuimos antropófagos y ahora ya no lo somos es esta una constatación auténtica, una prueba de que podemos cambiar como animales y como seres inteligentes. Por lo tanto también es una sólida esperanza de que podemos transformar no solo la actual naturaleza humana del mono egoísta y depredador, sino la del mismo sistema social y económico responsable de esa actitud de conducta.
El tiempo y el sufrimiento enseñaron a la humanidad a cambiar de piel y de hecho la actitud pedagógica estuvo siempre presente de una persona a otra y en el clan y en el grupo, por manera que al hacer preguntas y responderlas, al publicitar nuestro pensamiento, hacemos el papel de pedagogos para nosotros y para el resto de la familia humana. Si tenemos escuelas y universidades, si publicamos y leemos libros, si los escribimos, es por esa inconsciente confianza en la razón y su labor educadora. Las palabras verdaderas siempre han sostenido al hombre, al mundo y sirven como puntales para edificar y prever un nuevo mundo.
Otra pregunta, que casi es una afirmación y que surge en concordancia con nuestras inquietudes actuales es: ¿Si podemos como constructores y hombres de herramientas transformar la materia, los elementos y los mismos procesos naturales, como cavar montañas, extraer metales, enviar artefactos al espacio o predecir tormentas o tsunamis,¿por qué no podríamos cambiar al hombre? ¿Por qué no podríamos metamorfosear su manera de producir ganancia y propiedad en un sistema de producir bienes para todos? Es decir ¿por qué no hacer del homo sapiens un individuo que labore para beneficio de la colectividad y no sólo para su limitada necesidad personal?
En los hechos hoy existe trabajo colectivo pero al servicio del enriquecimiento de una persona o grupo, un trabajo colectivo que no sirve a la colectividad sino a la apropiación privada. 

Trabajo asalariado u ocupación socialista 
 
Hoy el centro del problema humano es la falta de trabajo, escasez de plazas de empleo. Los propietarios de las fuerzas productivas, es decir de fábricas, empresas,los grandes dirigentes del estado, los burócratas mayores, necesitan cada vez menos gente para mover tan colosales instalaciones debido al desarrollo científico y tecnológico utilizado con el fin de producir ganancia y no atender a las necesidades más urgentes y esenciales del hombre. Quien no tiene estos recursos está supeditado a la voluntad de empresarios y dueños de la tierra y en general de las fuerzas productivas.
Los propietarios restringen su producción a la órbita de sus inmediatos y estrechos fines de enriquecimiento personal. La demanda es infinita y siempre la oferta es escasa en este sistema: Hay más demanda de trabajo que oferta, hay más necesidades que productos para cubrirlas, hay más concentración de dinero en pocas manos. Existen millonarios que obtienen beneficios que sólo lo logran millones de personas en un país o un continente. Por lo tanto el problema del trabajo, del empleo se reduce a la existencia de propiedad privada. No es posible el pleno empleo si ésta permanece como realidad en el planeta. Y mientras mayor es el declive del capitalismo mayor es el índice de desempleo y hambre. Es lo que sucede ahora en todo el mundo.
Mientras en el plano tecnológico hemos logrado un orden y una planificación envidiables, en el plano social en cambio hemos instaurado la anarquía, el desorden más desastrosos. Y esto porque la planificación sirve para la apropiación privada. Hay millonarios que ganan el monto reunido de lo que ganan millones de personas en todo un continente. Es obvio que manejan colosales fuerzas productivas que deberían servir para la economía mundial o del continente y no para acumular capital en bancos y paraísos fiscales. La economía debe estar al servicio de la vida del hombre y no para el rédito o la acumulación. Entre tanto millones de seres humanos padecen hambre, no tienen donde vivir, carecen de trabajo y sus familias se debaten en la miseria y viven al filo de la desesperación.
Ante esa realidad el socialismo es la única doctrina científica que ha postulado- y lo sigue haciendo- la eliminación de la propiedad privada sobre los medios sociales de producción y el trabajo asalariado en los que se basa la desigualdad y plantea la planificación económica centralizada para atender las necesidades de todos sin distinción al mismo tiempo que pretende eliminar la anarquía de la producción.
Y con ello, se anularía también la necesidad de la coima, el cohecho,el enriquecimiento ilícito, el uso del estado para beneficio personal o de familia, la violencia que engendra la voracidad de la ganancia y, como es lógico, todo tipo de corrupción. El socialismo ha declarado siempre que la esencia fundamental del sistema capitalista es la ganancia, la propiedad privada, la corrupción innata a este sistema.
En la práctica el sistema capitalista, desde que el socialismo fue fundado hace más de ciento cincuenta años, no ha hecho sino agudizar más las condiciones de paupericia y desigualdad a pesar de los inmensos adelantos científicos y tecnológicos que han sido y son utilizados en la industria, el comercio,la producción en general, pero siempre para beneficio privado.
La pobreza agravada e insoportable hoy cunde en los países más adelantados como Alemania e Inglaterra y hasta con especial agudeza en el centro del imperio, EEUU. Ahora ya no es cuestión que veamos solo en el Tercer o Cuarto mundo; la pobreza extrema se expande en todo el planeta mientras más se concentra la riqueza en las manos de unos pocos millonarios.
Aunque millones de seres humanos sufren las consecuencias del sistema de beneficio muy pocos reflexionan sobre su propia situación y la causa de ella. Menos aún en cómo superar un sistema que los destruye a través de la corrupción y la desigualdad.
En escuelas y colegios no se enseña la noción elemental de sistema económico, como una categoría que implica a todo el planeta, no sólo a un país y que ahora no es otro que el sistema capitalista. No se atiende a las consecuencias de un sistema que se basa sólo en el lucro, lo que lleva a la corrupción, a la violencia y a la guerra.

Degeneración y colapso del capitalismo
 
Los Papeles de Panamá donde se encuentran involucrados miles de capitalistas corruptos que han puesto su dinero y el de otros en paraísos fiscales solo se toma como una noticia más de "desvío de fondos", de "evitar pagos de impuestos", no como la degeneración del capitalismo, no como la corrupción intrínseca del capitalismo. No es que el caso de España con miles de involucrados en fraude,robo, enriquecimiento ilícito y de tener depósitos de dinero mal adquirido en Suiza y otros países sea el único, no. No es una lacra de América Latina y Europa,no. La peste es mundial porque el sistema capitalista es mundial y por supuesto la cura debe ser mundial. Pero la prensa no lo toma como una consecuencia de la subsistencia del sistema basado en el crédito, los préstamos, el beneficio de bancos e industriales,la ganancia para la propiedad privada capitalista que priva de los bienes necesarios a millones en el globo.
La prensa lo toma como un dato, como una noticia más, pero no hace reflexiones del porqué de esta pandemia vergonzosa y mortal que nos está llevando al exterminio de fuerzas productivas y de fuerzas morales. Y lo que es peor: la prensa no se toma la molestia de pensar en un atisbo de intención de ver cómo, de qué manera se para, se detiene esta corriente letal del sistema del lucro. Y no le pidamos tampoco que mencione siquiera que solo el socialismo ha planteado el reemplazo de este sistema de ganancia por un sistema de servicio de todos para todos, de satisfacción de necesidades de todos sin excepción y sin discriminación en lugar de correr tras la demencia de la ganancia, del enriquecimiento envilecedor y enfermizo.

El supuesto fracaso del socialismo
 
Muchos están prestos a criticar lo que ellos llaman el “fracaso del socialismo”, “que no ha triunfado en ninguna parte del mundo”, dicen. Ni siquiera le dan la razón a la teoría científica mucho menos al magistral intento de la heroica revolución rusa de 1917 que duró apenas cinco años antes de ser traicionada y liquidada por la grotesca y criminal dictadura de Stalin. Este dictador mató a todos los cuadros revolucionarios que pudieron dirigir verdaderos procesos socialistas en varios países y en el mundo, además de millones de proletarios. Su política de socialismo en un solo país permitió no sólo la subsistencia del capitalismo sino la generación de dictadores como Mao, Mussolini, Franco, Hitler, Ceascescu... Ellos murieron pero el problema de la corrupción y el capitalismo sigue en pie. Los héroes vietnamitas ganaron tres guerras contra el imperio, lograron expulsar al más grande ejército del mundo, pero no lograron extirpar el capitalismo. Por eso hoy Vietnam es capitalista.
No son las armas solamente las necesarias para eliminar el capital pero sobre todo cuadros socialistas, programa y acción socialistas.

El letal legado del Socialismo del Siglo XXI
 
Las guerras y revoluciones en Asia,Europa y América Latina no han sido dirigidas con el programa de eliminar el capital sino en reformarlo. En usarlo para beneficio de otros grupos siempre llamados opositores pero que han poseído la misma filosofía de la ganancia, del imperio del mercado y la propiedad privada. Grupos y personas han utilizado el disfraz del socialismo para asaltar a mansalva las arcas del estado para hacer surgir nuevos ricos, tanto o más depredadores de los que les antecedieron en el poder. Hitler y Mussolini usaron el disfraz de socialistas vernáculos para dopar a las masas y dominarlas. El mismo Stalin fue un trasvesti socialista que logró engañar al mismo partido revolucionario bolchevique.
De tal manera que los trasvestismos actuales no son sino una prolongación de los antiguos: desde Lula en Brasil, ahora enjuiciado por corrupción, hasta Fernández de Kirchner, enjuiciada por lo mismo. Habrá que esperar poco para que suceda lo mismo con Ortega en Nicaragua, Correa en Ecuador, Maduro en Venezuela, Morales en Bolivia, Lobo en El Salvador y quizá hasta Mujica en Uruguay. Ya Chávez ha sido enjuiciado por la historia: un dictador militar que enriqueció con millones de dólares a su familia mientras dio al pueblo el pan de la miseria y la desesperación de millones de proletarios en un país que es la segunda potencia de petróleo en el mundo. El único legado de Chávez ha sido el convertir a su familia en la más acaudalada de Venezuela y a Venezuela en un caudal de robo y de violencia, de hambrientos y desechados sociales.
Por supuesto el socialismo ha perdido autoridad y prestigio con estos engaños masivos. Y lo que es peor: por su causa la humanidad se encuentra al umbral del exterminio y la falta de metas. Pero es bueno aclarar que ni ellos ni el llamado socialismo del siglo XXI tienen nada que hacer con el socialismo científico, el futuro real de la humanidad.

La era de emigrantes y refugiados

Pero hasta tanto millones de emigrantes y refugiados deambulan hambrientos y desocupados, con las manos y el estómago vacíos en varios países y continentes. Son proletarios que saben lo que es no tener patria ni almohada para su descanso. Ya Marx en el Manifiesto Comunista señalaba la esencia apátrida del proletariado y su carácter internacional. Hoy nadie que esté en sus cabales puede negar esta afirmación. Esta era es la del proletariado internacional aventado a las cuatro latitudes del planeta: su refugio está entre la clase obrera internacional: refugiados de la insensata masacre en Siria ¿a dónde van? ¿A dónde vuelven sus ojos desesperados? Al horizonte proletario, a la fraternidad de los pobres. ¿ Acaso los refugiados colombianos, haitianos, nigerianos, peruanos o cubanos no han encontrado asilo entre sus hermanos del Ecuador? La colosal emigración proletaria se da en todos los continentes: proletarios rumanos, húngaros, españoles ¿no buscan a sus hermanos alemanes? ¿Y no hacen lo mismo los marroquíes y africanos en general cuando expiran o se salvan en las playas de Grecia, Italia o España? ¿ Y qué decir de los heroicos obreros latinoamericanos que emigran a EEUU y a Europa?
Esta era de la emigración y de los refugiados está presionando a gritos por la revolución y un gobierno mundial.
Pero existen también- y estos son los más- refugiados y emigrantes en su propio país y en cada continente. Los desechados del sistema, los obreros en paro o sin empleo, los que no tienen en qué caerse muertos. Estos millones son la carne de cañón de las guerras y revoluciones, de las masacres y genocidio en Palestina, en Siria, en el Yemen, en Egipto, en Libia, en Colombia, en las muertes sin sentido ocasionadas por el guerrillerismo sin cabeza o por asaltos de kamikazes con ideología islámica o sin ella. Todos ellos son víctimas del capitalismo y su versión más ortodoxa: el nacionalismo o el regionalismo.
Décadas de lucha y el capitalismo sigue en pie, siendo- y por lo mismo- que el capitalismo es quien prepara, vende y genera estas masacres colectivas. El capitalismo, la propiedad privada vive y se sostiene con el mejor negocio del mundo: las guerras y el militarismo.

Socialismo real y revolución mundial 
versus nacionalismo
 
La revolución mundial está presente todos los días en todas las esquinas del globo pero la respuesta es siempre nacionalista o regional. Cada vez vemos la necesidad de un gobierno mundial pero en Asia quieren que siga mandando la tribu o los ayatolas y en América quieren retornar al despotismo asiático del Tahuantinsuyo con nombre de Sumac Kawsay. El socialismo es necesario, vital para solucionar los males presentes pero se hace de todo para denigrarlo, pisotearlo, desconocerlo, desfigurarlo. Y lo que es peor: toman su nombre para proteger al capitalismo y sostenerlo.
La avalancha de los autodenominados socialistas del siglo XXI, ahora con el nombre de progresistas, lanza su pragmatismo a los cuatro vientos. Y sean o no conscientes practican el pragmatismo, la filosofía del imperio, y hacen gala de voces y gestos deshonestos y cacarean a todo pulmón que el socialismo ha muerto, que ha fracasado o, por lo menos, dicen, que ellos no son socialistas trasnochados. O los tránsfugas más cultos declaran que el socialismo es tan elevado y difícil que solo puede ser llevado a cabo in vitro o acaso en otro planeta.
Han olvidado- para su propio interés particular- que el socialismo es el único sistema que enfrenta en serio los problemas insolubles del capitalismo en su etapa de degeneración y deterioro final. Que el socialismo y un gobierno mundial es la única solución para la anarquía del mercado y la corrupción. El socialismo es el único sistema que propone un sistema central y planificado de producción de todos, por todos y para todos. Producir para la igualdad en el trabajo y en la riqueza, producir para eliminar el hambre global y la desesperación de encontrarse sin trabajo a la intemperie. En el socialismo todos estarán ocupados sin necesidad de encontrarse ligados al sistema de esclavitud salarial. No se buscará trabajo sino ocupación. Y habrá grandes y sencillas tareas que cumplir: desde la investigación del espacio y la nueva medicina profiláctica, hasta la producción de alimentos, vestido y vivienda a gran escala.
Lo difícil es que librarnos del capitalismo exige no sólo lavar los trapos sucios sino eliminar la suciedad interior de huesos y neuronas porque desgraciadamente el capitalismo es un virus- el más mortal- que todos llevamos en sangre y mente. Podemos vivir sin capital- de hecho los proletarios así vivimos- pero el capitalismo no puede vivir sin proletarios y pobres. Por el contrario el capitalismo es una eficaz máquina de producción de pocos millonarios en la cúpula social y de millones de proletarios en la base. La existencia de millonarios es la precondición necesaria para la existencia de pobres y desechados sociales. En este sistema de miseria y corrupción generalizadas los pobres para vivir deben bendecir el látigo de la esclavitud salarial porque sin él pueden morir de inanición. Pero también es cierto de que
si podemos vivir sin capital entonces podemos luchar por extirparlo en todo el planeta.
Solo si eliminamos el capitalismo podemos eliminar la corrupción. Esto no es una realización moral solamente sino una tajante realidad material.
El capitalismo destruye fuerzas productivas, en cambio el socialismo plantea su uso total e inventará otras para cumplir con todos los requerimientos de las masas en el globo.
El punto crucial es encontrar las personas lo suficientemente sólidas para encarnar en sus huesos y en su sangre, en su teoría y práctica, la concepción del socialismo científico y con ellas llevar adelante la organización necesaria. Ahora más que nunca es difícil encontrarlas para sustentar la organización cuya misión es introducir el socialismo en todo el mundo. La concentración abnegada, el esfuerzo heroico y marchar contracorriente son los requisitos para llevar adelante tal tarea.
En América Latina la denigración y falsificación del socialismo no ha sido ni es otra cosa que el seguimiento de su desnaturalización histórica y práctica que se inició con Stalin y la burocracia estalinista en Rusia en la década de 1920. Ellos revisaron el marxismo, lo traicionaron y luego restauraron el capitalismo al mando de Gorvachov y Yeltsin, dirigentes estalinistas, a finales de la década de 1980. Esta traición histórica dio pie para la restauración del capitalismo en ese estado de socialismo burocrático que existió en Alemania Oriental, la desintegración de la Yugoslavia, bajo el mando del estalinista Tito, lo mismo que las abiertas restauraciones al capital en la Albania de Hoxa hasta la China
de Mao Zedong bajo la fórmula inventada por Deng Ziao Ping de dos mundos un sistema que no es otra cosa que el predominio del capitalismo rojo bajo una fachada de supuesto socialismo, lo que ha permitido el surgimiento de millonarios y una desigualdad impuesta por la dictadura estalinista.
Es comprensible aunque inaceptable la afirmación de que el socialismo fracasó en esos países. Pero lo que fracasó fue la teoría y la práctica del socialismo en un solo país- una curiosa versión de nacional-socialismo-acuñada por José Stalin. El socialismo es mundial o no es socialismo, repetía con insistencia León Trotsky, basado en Marx, quien jamás habría pensado que su teoría científica sobre el capital fuese endilgada para desarrollarla en un solo país.
Ya José Stalin, Mao, Hoxa, Deng Ziao Ping – y no digamos Gorvachov y Yeltsin- se disfrazaron de socialistas para meter de contrabando su versión particular de capitalismo basado en sus intereses particulares y bajo la presión de sus respectivas burocracias seudo socialistas.

La base absurda del galimatías llamado 
Socialismo del siglo XXI , una teoría para confundir y detener la revolución social
 
El mismo fenómeno, en escala particular y deformaciones distintas se ha dado en América Latina antes y después desde cuando el galimatías de Heinz Dieterich llamado Socialismo del siglo XXI se hiciera presente en la Venezuela de Chávez en 1996. En resumen Dieterich niega la necesidad de la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción que es la esencia del socialismo, así como la concepción científica marxista del estado que es el resultado de la lucha de clases y constituye el imperio de una clase sobre otra. Así Dietrich resume la “deficiencia” de la sociedad burguesa” y su reemplazo del socialismo del siglo XXI:
Es la doble deficiencia estructural de la sociedad burguesa —ser anti-ética y, disfuncional para las necesidades de las mayorías— que la hace obsoleta y la condena a ser sustituida por el Socialismo del siglo XXI y su nueva institucionalidad: la democracia participativa, la economía democráticamente planificada de equivalencias, el Estado no-clasista y, como consecuencia, el ciudadano racional-ético-estético.1

Así, en tanto que el marxismo ha planteado que la economía capitalista se basa en el lucro, la plusvalía extraída por la burguesía para beneficio del capitalista y para su acumulación, y que la ganancia tiene un tope en la tasa decreciente de las ganancias, para Dieterich apenas existe una “deficiencia estructural”: ser “antiética y disfuncional para las mayorías”. 

Mientras que el marxismo dice que la crisis es cíclica y constitucional- prosperidad efímera y caída en la bancarrota-,picos de auge y simas de depresión, para Dieterich el asunto es “ético”. Lo ético es subjetivo, pero el capitalismo materialmente está en bancarrota, dice el marxismo. 

 Dieterich plantea la “democracia participativa” como eje del llamado Socialismo del Siglo XXI. Pero para el marxismo la “democracia participativa” ya existe en la misma dictadura democrática del capitalismo: una muestra palmaria de ella son las elecciones, plebiscitos,etc. Pero tanto las elecciones como la democracia son un engaño burgués porque lo que de verdad existe es una dictadura de la burguesía arropada con el engaño democrático. Y es el aparato de terror de la burguesía, esto es, la policía y las fuerzas armadas las que constituyen los garantes de esta dictadura con antifaz democrático.
 
Otro eje de Deterich es “la economía democráticamente planificada de equivalencias” que hay que ser un mago o un brujo para entender tan confusa y caótica yuxtaposición de términos. Creo que ningún economista serio podrá descifrar el significado de una “economía planificada de equivalencias”, así lo haga con el mayor sentido democrático del mundo.
 
Otro eje es el “Estado no-clasista”. El abc del marxismo establece con precisión que el estado existe como resultado de la existencia y lucha de clases. No puede existir un estado en que una clase no ejerza su dominio sobre las otras clases sociales a través de- como decía Engels- “los hombres armados”. El estado es la constatación de la desigualdad social, de la elevación de una clase que necesita de hombres armados para garantizar su seguridad y vida. Por consiguiente un Estado no-clasista es un absurdo oxímorón, una utopía absoluta. 
Es el mismo estado armado que hoy garantiza en Venezuela la existencia de multimillonarios como los miembros de la familia de Hugo Chávez que han robado en miles de millones de dólares- y lo siguen haciendo- la plusvalía de obreros y proletarios venezolanos. Es el mismo aparato que se soliviantó con Correa el 30 de septiembre del 2010 y sólo fue ablandado cuando se respetaron sus emolumentos y canonjías fundamentales. Dieterich es un charlatán nuevo inventor del agua tibia.
El último eje de Dieterich es un chiste olímpico, dice que si se sigue las fórmulas del socialismo del siglo XXI, habrá un resultado: “como consecuencia, el ciudadano racional-ético-estético.”
Toda la verborragia de los politiqueros seguidores de Dieterich están condensados en este eje de ciudadanía. Mientras el verdadero socialismo ha hecho hincapié en la clase productiva, obrera, Dieterich se planta en lo que ya existe: el ciudadano burgués, esa entelequia que pretende ocultar la profunda división de clases en la sociedad capitalista.
 
Con semejante maestro no sorprende el resultado de regímenes como el de Cristina Fernández en Argentina, ahora con más de 400 juicios nada “éticos” y quien acaba de ser condecorada en Ecuador por otros seguidores de Dieterich, a los cuales resulta muy difícil llamar “ciudadanos racional-ético-estéticos”. Lula y sus muchachos de PDVSA, también le deben a Dieterich su fama ahora mundial no precisamente por serciudadanos racional-ético-estéticos”. Maduro, siguiendo las huellas del gorila mayor Hugo Chávez está ahora enriqueciendo a su familia a cómo dé lugar, incluido el uso de estupefacientes. El “estado no clasista” protege a estas dos familias de la lumpen burguesía venezolana. El “estado no clasista” ampara, protege y dispara la brutal represión del régimen de Correa contra indígenas, campesinos y estudiantes y lo mismo ejecuta con el régimen de Morales en Bolivia. Todos ellos han desplegado una fraseología de izquierda para esconder en los hechos acciones de derecha, todo para el sostenimiento del capitalismo mediante disfraz socialista. Como Chávez son campeones para de palabra oponerse al imperialismo y en los hechos obedecer sus dictados. Ellos conocen que las masas aspiran con fuerza e inconscientemente a una revolución socialista real, verdadera, por eso han tomado el traje de “socialistas” para realizar sus vistosas prestidigitaciones populistas para sostener el poder y salvar como sea al capitalismo en bancarrota.

 

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