Ligeras reflexiones sobre la invasión a Ucrania

 


Ligeras reflexiones sobre la invasión a Ucrania

Fabián Núñez Baquero

28/02/22

 

La cuestión ucraniana, que muchos gobiernos y tantos “socialistas” e incluso

“comunistas” han tratado de olvidar o relegar a las profundidades de la historia, se halla

nuevamente a la orden del día, esta vez con fuerza redoblada. El reciente agravamiento

de la cuestión ucraniana se relaciona íntimamente con la degeneración de la Unión

Soviética y de la Comintern, los éxitos del fascismo y la inminencia de una nueva

guerra imperialista.


La auténtica emancipación del pueblo ucraniano es inconcebible sin una

revolución o una serie de revoluciones en el Oeste, que puedan conducir en última

instancia a la creación de los estados unidos soviéticos de Europa.


León Trotsky-- La cuestión ucraniana- Abril 22- 1939


El más grande revolucionario ucraniano León Trotsky en su genial ensayo escrito en 1939, ya pronosticó la decisiva importancia de Ucrania en la política mundial. Fue el único pensador que estableció que la independencia de Ucrania era imposible mientras subsista el capitalismo mundial, por un lado, y por otro lado un estado obrero ruso degenerado en manos de una camarilla burocrática prepotente que había liquidado el programa del marxismo y que marchaba a pasos acelerados al restablecimiento de la propiedad privada. En su análisis científico él señalaba en definitiva que ningún país podía alcanzar la independencia mientras sobreviva este sistema global de la ganancia y mientras predomine una arrogante burocracia estalinista que no solo impedía el curso de la revolución socialista internacional sino que aplastaba la perspectiva revolucionaria y la legítima auto determinación de pueblos heroicos como el ucraniano.


Si esto era verdad en 1939, con mayor razón lo es ahora luego de la restauración del capitalismo en la URSS en 1992 que llevaron a cabo los burócratas estalinistas Gorvachov y Yeltsin, fieles legatarios del imperio de occidente. Esta restauración significó no solo la disolución de la ex URSS sino el libre curso de una jauría de privatizadores que se adueñaron de las empresas y recursos de las nuevas repúblicas que ayudaron a fomentar al amparo de esta contra revolución y de la reintroducción del sistema basado en el beneficio y los estados nacionales.


En esta invasión de Rusia a Ucrania el arrogante Putin no pertenece a la banda estalinista que al menos de boca decía defender los principios del socialismo; no, por el contrario, Putin representa a la actual mafia capitalista que se enriqueció producto del saqueo en vasta escala de los recursos del estado obrero que realizaron amparados en la restauración de la propiedad privada y en la des-nacionalización de las empresas estatales.


Putín no es socialista, peor aún comunista, es un plutócrata gobernante de un estado netamente capitalista donde crece la desigualdad y la pobreza, igual que en los países capitalistas de Europa y del imperio de EEUU y China. Como plutócrata capitalista Putín no defiende principios, ideales o un programa progresivo para las masas, sino intereses del capital privado. Quiere Ucrania-productor de alimentos, con grandes recursos industriales- para sojuzgarla y explotar mano de obra y plusvalía.


Pero el imperialismo occidental también quiere lo mismo, con el garrote del crédito, del agio, con el azote del Fondo Monetario Internacional y los gánsteres de la banca y las finanzas. Ucrania para el imperio es un gran negocio más, como lo fue Grecia o lo es América Latina, por eso invierten millones para ayudar a Ucrania en una guerra que también ellos fomentaron atizando falsas esperanzas, como lo hicieron al ayudar a derrocar a Víctor Yanukovych, presidente ucraniano que fue derrocado en 2014 por negarse a suscribir el acuerdo de ingreso en la Unión Europea. Invirtieron millones a través de ONGs para solventar las movilizaciones que lograron la fuga de Yanukovich.


De modo que en Ucrania- en la pobre y heroica Ucrania- las garras de los plutócratas y capital ruso quieren hacer su festín y compiten con las garras de los plutócratas y capital europeo y norteamericano . Las heroicas masas de obreros y campesinos ucranianos que luchan contra la invasión no lo saben. Para ellos es luchar por su propia patria, su idioma y su cultura, por la igualdad y trabajo para todos, porque no exista amos que pisoteen su libertad, su auto determinación. Pero ni la Rusia de Putín y los oligarcas que lo acompañan pueden garantizar esta mínima esperanza, a pesar de que aparecen como socialistas o hermanos de etnia y compañeros de viaje.


El imperialismo occidental aparece menos prepotente que los amos del Kremlin, sin embargo la historia ha probado que las mazmorras y campos de tortura social creadas por el Fondo Monetario Internacional y el sistema del agio son tan mortíferas o más que los capitalistas moderados disfrazados de socialistas.


Por cierto el imperialismo de los oligarcas rusos no tienen el mismo poder que el imperialismo europeo y norteamericano, menos todavía que el imperialismo chino. También para ellos es cierto el apotegma de Trotsky: no pueden ser independientes mientras subsista el capitalismo mundial como sistema.


Por tanto el peligro mayor no son las armas nucleares -que por cierto Ucrania donó a Rusia- y que con tanta prepotencia exhibe Putin , sino la sobrevivencia del capitalismo que amenaza contagiar hasta otros planetas.


Por más que las mentes torpes o anestesiadas por el afán de lucro o por fanatismo estalinista lo repudien, la necesidad de la revolución socialista mundial está en el centro de toda lucha real por la verdadera independencia de los pueblos en un mundo que necesita a gritos la planificación centralizada de la economía del planeta para repartir riqueza social a todos por igual.


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