Libertad y Necesidad, liberalismo y socialismo



La libertad no puede ser comprendida fuera de su antípoda esencial, la necesidad. La libertad es una parte ganada a la necesidad, es necesidad dominada, comprendida, asimilada y llevada a la práctica como parte de nuestro instrumental humano. La libertad “ciudadana” recorta la libertad obrera porque el obrero apenas es un medio ciudadano o ciudadano de segunda o tercera clase dentro de la necesidad del capitalismo. La necesidad capitalista se basa en el derecho individual, la satisfacción personal de la apropiación privada. Y la necesidad obrera está apenas limitada por la sociedad capitalista, a la satisfacción de las necesidades primarias del proletariado. La necesidad del capitalista es acumular capital. Para eso necesita limitar la libertad del obrero en lo que se refiere a su necesidad de mejorar sus condiciones de vida,es decir, mejores salarios, menos horas de trabajo, cultura,etc. La necesidad del capital de cada vez acumular más y obtener mejores beneficios de la plusvalía choca con el deseo de igualdad de los pobres y trabajadores. Éstos se sienten más libres mientras mejores salarios tienen y menos horas trabajan, los propietarios en cambio se sienten más libres mientras aseguran más ganancia, más acumulación. La necesidad como tendencia general en la forma de producción social actual, es a eliminar la desigualdad, las condiciones que hacen imposible la satisfacción de necesidades humanas en general. Y lo que se opone a esta necesidad es la libertad de comercio y de apropiación privada, en un sistema cuya célula fundamental es el medro, el agio, la ganancia. Por lo que la libertad capitalista es el opuesto esencial de la necesidad social, es la base de la oposición entre capital y socialismo. Para el burgués la libertad es una palabra altisonante, como en los discursos de la Gironda o en las proclamas de Bolívar, lo mismo que la igualdad, siempre que ésta no signifique igualdad económica real, entonces son entelequias platónicas que resbalan con entusiasmo por la boca de los burgueses. Pero si la libertad se extiende hasta la igualdad real de todos los seres humanos, entonces esta libertad es considerada como una “utopía” irrealizable por parte de los propietarios y emprendedores competitivos del capitalismo. Ellos de alguna manera repiten lo que Cristo dijo a sus discípulos que le reclamaban el despilfarro de un perfume caro para sus pies: es que los pobres siempre estarán con vosotros, pero esta mujer.... La libertad del liberalismo es la necesidad de la permanencia eterna de la libertad de mercado. El mercado de la libertad es un producto típico del liberalismo que se repite siempre: ¿Cómo puede haber libertad sin mercado? O cuando pretenden ser más sutiles dicen con Correa en Illinois: “Estoy de acuerdo con una sociedad con mercado, pero no de mercado,” como un taumaturgo que propondría la ilusión de un mercado sin ganancia o un sistema de la ganancia sin mercado. Correa por supuesto es un liberal de izquierda recitando en cada ocasión consignas castro-guevaristas, pero apoyándose en el aparato represivo cuando el proletariado tiene el mal pensamiento de llevar las consignas de Correa a la práctica. Por manera que la necesidad del liberal es sostener a cómo dé lugar el mercado de la ganancia. Su libertad está en proporción directa con el mantenimiento de este sistema. Pero resulta que el mismo sistema ya no gana lo suficiente- mas bien tiende a producir menos ganancia-, con lo cual la misma necesidad del sistema está en contra de la necesidad y de la libertad del capital, del liberalismo. El mismo sistema de la ganancia está intrínsecamente y en última instancia a favor de la necesidad y de la libertad de la clase obrera y sus proyecciones históricas. Así como la producción socializada actual clama y exige que la distribución sea también socializada, que “el aspecto jurídico”- como decía Marx- de la propiedad privada sea transformado en su realidad necesaria, es decir, en su eliminación, para dar paso a la propiedad social, de igual manera la necesidad de la producción de tanta riqueza en el mundo capitalista exige que esa riqueza vaya a manos de los productores, es decir de las masas de miles de millones en todo el mundo. La necesidad de la expropiación a los expropiadores, que surge del análisis marxista, no tiene nada que ver con las “expropiaciones” liberales de Chávez o Correa que convierten a las empresas a las cuales pagan en empresas más fuertes y más capitalistas. El liberal no puede sopesar las categorías marxistas sino desde la perspectiva de la ganancia y del sostenimiento, en última instancia, del sistema capitalista. Los del ALBA quieren competencia, moneda, bancos, etc latinoamericanos, es decir, el sistema de la ganancia reducido al continente, un nacionalismo continental y un capitalismo localizado. Es como pretender curar el cáncer reduciéndolo a una célula o un aparato. En suma, la libertad y la necesidad son dos opuestos que se mueven en un solo par contradictorio dentro y a través de los contrarios del sistema: el proletariado y la burguesía, el capital y el socialismo.

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