De Elecciones y elegidos
De Elecciones y elegidos
Medidas contra la pandemia politiquera
Por Fabián Núñez Baquero
30/06/2012
Las elecciones se parecen a esos
artilugios electrónicos dióptricos que te hacen ver-como en el globo del antiguo mago- seres y sucesos
distorsionados. La primera eclosión errática en ese tubo catódico de ambigüedades
consiste en que puedes elegir lo mejor en el plano político para tu país. Pero
si el poeta Goethe- que tanto sabía de
dióptrica y descubrió sus primeras leyes- fuese consultado, diría con aplomo:
el pueblo, tú, no puedes elegir sino lo que te da la naturaleza o la sociedad. Sólo
se puede elegir lo que se tiene o a lo que se tiene acceso.
Al pueblo se le tortura con ese
complejo de culpa de origen suciamente judaico de ser culpable de nombrar sus propios fantoches gobernantes. Pero me
atrevo a decir que Goethe volvería a insistir: tú, el pueblo, sólo tienen
acceso a elegir, en la estrecha banda de los que se presentan en el tinglado
eleccionario con un paquete publicitario, al o a los que más ofrecen, al o a
los que se repiten tanto en la zona de la pantalla televisiva o la onda de
radio, que han herido tanto tus neuronas o tu nervio óptico, que no tienes más
remedio que marcar tu boleta eleccionaria con el nombre de los que han tenido
dinero y saliva para repetirse tanto en tu memoria.
Tú, el pueblo, no tienen elección
en las elecciones. Eligen a los elegidos de la suerte: primero a los que tienen
dinero para estar en donde están, en calidad
de candidatos; segundo, elegir de entre esos dioses del Olimpo, al más
magullado por la fama o por la
repetición de su cara o de su voz. Y
claro, el que tiene dinero, es porque ha hecho dinero antes; porque pensó en el
dinero en el pretérito, y piensa ahora en el dinero y va al poder luego por el
dinero,en un gobierno para y por el
dinero. Es normal, entonces, que a sus correligionarios o a sus burrospié les
ofrezca dinero en forma de ofertas de empleo y del yo te ofrezco y busca quien
te dé de la feria politiquera.
Y cuando no quieren o no pueden
intervenir directamente en la tómbola eleccionaria, no importa, para eso buscan
sustitutos entre payasos artistas, abogaditos que escriben enciclopedias
politiqueras, generalitos bajos de cuerpo y altos de ignorancia, profesorcitos
de literatura o de economía. Y ya está confeccionada la torta con su pedazo
mayor a su favor.
Y si hizo dinero, si hizo empresa
antes, ahora de candidato también funda la empresa poliitiquil para llegar a la
empresa estatal llamada gobierno, que no es sino una empresa más de sus
empresas, una industria o un banco más de sus industrias o sus bancos. El pulpo
empresarial no hace sino extender sus tentáculos desde la administración
capitalista al capitalismo de la administración, desde la política del negocio
hasta el negocio de la política. Y, por supuesto que ahora hay casos de los que
van de la administración a la administración, del gobierno al bobierno, que son
candidatos de sí mismos a tiempo completo,
que insisten en la nueva dosis porque les gustó el oficio y el beneficio y
porque se han convencido a sí mismos que son irremplazables. Claro que existen
otritos que se les hizo probar la miel por breve tiempo, pero lo poco de tiempo
que estuvieron en la alta mamadera, fue tan rentable, que siguen estando de
candidatos hasta la consumación de los siglos. ¡ Ay qué dulce y melosa es la
miel del poder que mas bien parece pegatodo o melaza sintética!
Pero es obvio que en la máquina
electrónica de bobos llamada elecciones te hacen creer y ver otra cosa: hablan
del bien del pueblo, pero están pensando en su bolsillo y el de sus compinches;
dicen Participación, y es la forma de ellos para luego participar en el botín
del Erario o participar en el rifirrafe de los negocitos discretos a diez por
ciento el muerto; cuando dicen economía popular, es simplemente la parte
popular de su propia economía; cuando ponen de modelo a Chile o a Singapur
piensan en los pocos multimillonarios que les ha ido bien y entonces cómo no
seguir su ejemplo luminoso, y si más da y les conviene repiten como loras
imberbes consignas cheguevaristas y hasta marxistas. Así.
La pandemia politiquera que azota
el planeta necesita una urgente reingeniería de la salud social.
Primera medida profiláctica: ¿si las
elecciones son tan buenas y necesarias, entonces por qué son obligatorias? El
bien no se debe propagandizarse ni es
necesario obligar a nadie a recibirlo.
Entonces, las fulanas elecciones
no deben ser obligatorias, peor- como en Ecuador- penalizar al que no ha
sufragado con penas equivalentes a la pérdida a medias de la ciudadanía.
Segunda medida profiláctica: no
creer ni en los politiqueros ni en la politiquería de las elecciones. Hacerse
cada uno una pregunta, como mantra matinal y recurrente: ¿ Por qué no podemos
administrarnos sin administración y sin administradores? ¿ Por qué no podemos
elegir sin elecciones y sin elegidos, sin candidaturas y sin candidatos? ¿ Es
que no podemos dirigir cada uno el tránsito sin policías o las obras públicas
del barrio sin municipio? Puede parecer
cosa de locos, pero también podemos preguntar con toda solidez : ¿ Puede existir un gobierno
sin gobierno? Así todo nos resultaría gratuito y todos tuviéramos trabajo y
ocupación al mismo tiempo.
Tercera medida profiláctica: si
las elecciones son una máquina de triturar y degenerar conciencias, ¿ qué
debemos pensar de las relecciones? Todo relegido en el planeta debe ser puesto
en la cuarentena de la duda metódica y la desconfianza sistemática. Todo obrero
o pobre debe repetir como oración
vesperal o nocturna: ¿ es que existen de verdad seres providenciales e
insustituibles? ¿ Cómo diablos el Diablo nos hace creer que no es diablo?
Cuarta medida profiláctica:
Estudiar, adquirir cultura en vasta escala, no dejarse meter gato por liebre ni
por el gato ni por la liebre.
Quinta medida profiláctica: Aprender
filosofía, aprender a pensar en serio para desarrollar una conciencia crítica
que desmenuce todo, hasta la charlatanería de los politicastros que usan
categorías como democracia, pueblo, libertad, justicia, como usar martillo para
realizar una radiografía o una hacha para desentrañar el ADN.
Sexta medida profiláctica: Buscar
y practicar la honradez en todo: si usted es católico o comunista, séalo de
verdad, hasta las últimas consecuencias. Pero si es resbaloso y le gusta la
informalidad, conviértase en poeta postmodernista o de la vanguardia sin semántica.
Séptima medida profiláctica:
odiar la filantropía con plata del pueblo y la sinvergüencería estatal o
privada, televisiva o escrita, oral o en manifestaciones masivas.
Octava medida profiláctica:
Descalificar la dictadura del voto o de la mayoría bajo la cortina de humo de
la democracia, porque es favorecer la incultura enciclopédica y la injusticia
astronómica.
Novena medida profiláctica: crear
10n medidas profilácticas.
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