Modesta proposición para contrarrestar el uso y tráfico de drogas
René Magritte
Modesta proposición
para contrarrestar el uso y tráfico de drogas
Por Fabián Núñez Baquero
11/06/2012
El narcotráfico sólo puede ser
combatido y eliminado de una vez por todas mediante una acción política que, al
inicio por lo menos, involucre a los estados de Colombia y Ecuador. Todos los
terrenos de cultivos de coca de la frontera colombo-ecuatoriana deberían ser
confiscados para utilizarlos como unidades de producción colectiva bajo la
forma de cooperativas de producción agrícola. En ellas se debería dar prioridad
a cultivos de fruta diversa sobre todo, árboles y plantas medicinales. Y no
destruir los cultivos de coca que existan. La coca debe ser procesada para usos
medicinales: desde mentoles hasta anestesia, además de otros usos que la
ciencia los crea convenientes. Todo bajo el monopolio total de los dos Estados.
Conjuntamente a esto se debe decretar el tráfico y comercialización libre de la
droga, despenalizar su uso y tráfico en el territorio colombo-ecuatoriano.
Entre tanto el gran proyecto de
producción colectiva agrícola esté en marcha, todas las capturas de droga, insumos,
avionetas y demás enseres y utensillos que provengan de otros estados- (México,
por ejemplo) deben ser expropiados y de su venta todos los recursos ponerlos a
disposición de las cooperativas de producción agrícola, forestal y frutal. Los
jefes capturados deben ser incorporados a las cooperativas de producción de
forma forzada y bajo vigilancia. Todos los días deben trabajar y, por supuesto,
se les debe proporcionar una dosis de droga todos los días para que tengan
fuerza y entusiasmo de ir a los trabajos forzados.
La expropiación de esas tierras
por el Estado y su puesta en marcha en cooperativas de producción sólo se puede
dar si, por una parte, convertimos a los mismos soldados en faenadores,
trabajadores del campo armados, a la vez que todos los campesinos que viven
dentro de las tierras expropiadas deben considerarse como parte integrante y
miembros natos de las cooperativas de producción, con voz y voto y con derecho
y obligaciones de explotar y administrar la tierra. A la vez, deben también
estar armados para repeler cualquier ataque por parte de enemigos foráneos. La
forma legal de tenencia de la tierra será en usufructo: nadie la podrá poseer
en propiedad privada. Toda la producción tanto agrícola como industrial debe
ser repartida equitativamente entre los miembros de las cooperativas.
Multiplicar cooperativas de producción en vasta escala y cada vez con mayores
extensiones de tierra, más recursos,
insumos y maquinaria, será el primer paso y un factor decisivo en la tarea de
parar el uso, abuso y tráfico de cocaína y sus derivados, y mariguana.
A la vez se deben establecer áreas para investigación de plantas medicinales,
incluida la hoja de coca, la canabbis, amapola, etc.
Como la droga bajará de precio
notablemente por su legalización, cada vez no será vista con buenos ojos su
cultivo para estos fines y más se lo hará para fines de salud e investigación
científica. Y la producción con fines de
autosuficiencia alimenticia y diversidad productiva se ampliará en escala
geométrica. Necesitamos alimentos, frutas, hortalizas, hierbas medicinales en
vasta escala para dar atención a millones de seres humanos. La lucha contra el
uso y tráfico de las drogas debe ser vista como una excelente oportunidad para
acrecentar la producción agrícola y utilizar la tierra adecuada y técnicamente
por miles de trabajadores agrícolas unificados y con intereses comunes. Así
como el deporte es un buen antídoto contra la drogadicción, de la misma manera
lo es el trabajo, el esfuerzo, la disciplina de organización colectiva. Mucha
gente incluso de las ciudades querrá volcarse a este proyecto campestre porque
verá en él la única forma de librarse del hambre y de la degeneración en las
ciudades.
En las ciudades, y como apoyo a
las cooperativas de producción, se deberá fundar cadenas de comedores populares
gratuitos, que aprovechen los alimentos , frutas y hortalizas que generan los
colectivos. Cientos de miles de personas
necesitan alimentarse bien àra mantener la salud global.
¿Cómo entra parte de esta
producción en el circuito de la distribución? En el sistema capitalista actual,
mediante el mercadeo usual, lo que implica una competencia con otras entidades
y empresas capitalistas privadas. Pero el Estado no sólo que atenderá inicialmente
a implementos, herramientas y maquinaria para estas cooperativas, sino que
adquirirá la producción para su distribución comercial o no y para proveer a
los comedores populares.
El proyecto implica una movilización social de
gran envergadura y los resultados pueden ser de enormes consecuencias positivas
para la paz real en la región y su ejemplo puede extenderse a otros países y
continentes. El proyecto significa un viraje de 360 grados para el tratamiento
de este flagelo social, y de lo meramente policial, militar y represivo que es
el Plan Colombia y la respuesta del gobierno del Ecuador al narcotráfico, se
convertiría en una respuesta global para
muchas necesidades de la población campesina y de las ciudades.
El secreto está en que la tierra
sea entregada en usufructo a vastas capas de la población campesina, armada y
atendida con lo necesario para la diversificada producción que garantice la
autarquía alimenticia para millones, a
la vez que se quite la base de lucro de la droga y el mito de la prohibición y
el clandestinaje de su uso.
Pero hay además factores
colaterales que garantizan el éxito del proyecto. Si dos países-
Ecuador-Colombia- del Tercer Mundo, legalizan el uso y comercio de las drogas,
es casi seguro que otros también lo harán, lo que implica que el negociado- que
ahora es millonario- dejará de ser rentable y le quitará piso a carteles,
individuos o empresas. Si se elimina la base del beneficio alto y rápido, que
es el motor de los emprendedores capitalistas, entonces todo se viene abajo.
Por lo que, sea la guerrilla- en el caso de que ésta persista- o sean los
paramilitares- en caso de que estén activos o no-, o los emprendedores
privados, no sólo que no tengan motivo ni sustento para dedicarse al negocio de
las drogas, sino que la base social del campesinado (antes atemorizado y desarmado) deja de ser tal,
para transformarse en un elemento activo de transformación del campo y la
producción, a la vez que estarán con el respaldo de las armas.
Por cierto que, añadido a esto existe
un factor de alta estima: la meta científica y tecnológica, como es transformar
el negociado de las drogas en producción alimenticia, hierbas medicinales,
industria de ellas y de la misma hoja de coca y de la canabbis en drogas
beneficiosas para la salud a escala mundial. La canabbis sirve muy bien, tomada
en infusión, contra el reumatismo, como excelente anestesia de sana intensidad
para operaciones, en lugar de drogas
demasiado fuertes como la morfina, entre otros beneficios.
Es comprensible que muchas
personas puedan presentar reparos a este proyecto. Por ejemplo, que la
legalización hará más fácil la operación de los carteles y empresas de
narcotráfico con el consiguiente efecto dañino
para la población. La experiencia enseña que lo prohibido es lo más deseado y
buscado y da un pretexto para encarecer más un producto. Así fue antes con la prohibición del licor, el café, el tabaco.
Es evidente que si se da libre
curso a la producción y uso de estas drogas, se debe, a la vez, realizar una diaria
campaña publicitaria en prensa, radio y televisión, sobre los efectos malsanos
que su uso provoca en la mente y en el cuerpo, involucrando una enseñanza científica
de las consecuencias también del alcoholismo y el uso del cigarrillo y el
tabaco. Al mismo tiempo que el Estado deberá imponer un férreo control de
precios sobre estas sustancias. Es obvio que el Estado se reservará el
monopolio del cultivo, procesamiento e investigación para usos medicinales de
todas las plantas susceptibles de devenir en drogas malsanas. Además insistirá
que si bien cada uno puede atentar contra su mente y su cuerpo, el estado se
reserva el derecho de advertir de los efectos dañinos de forma sistemática en
todos estos medios de difusión masiva. Al mismo tiempo, se deberá realizar investigación
abierta y sistemática sobre estas plantas para uso contra enfermedades.
Si bien es cierto que la producción y expendio
de estas drogas no estará prohibido en territorio colombo-ecuatoriano, se deberá
prohibir taxativamente la exportación de las mismas a cualquier otro país,
incluido el imperio. Tampoco podrá exportarse ni las plantas, ni materias
primas ni cualquier insumo que sirva para el procesamiento de estas drogas. Esta
actividad estará penalizada con trabajos forzados en las cooperativas
agrícolas.
Extranjeros que sean cogidos en
labores de comercio de estas droga u otras en este territorio, se les someterá
a trabajos forzados en estos colectivos, luego de la expropiación de las drogas,
dinero y todos los recursos que posean, sin que esto impida que luego sean
devueltos a su país de origen.
Por otra parte los conscriptos y
sus oficiales realizarán su conscripción de 12 o 14 meses en las cooperativas
agrícolas. Los presos actuales por narcotráfico pasarán dos años en estos
colectivos de producción, terminado este plazo adquirirán su plena libertad.
Todos los funcionarios quienes
hayan cometido estafas, enriquecimiento ilícito y atracos al estado irán a
trabajos forzados de al menos 4 años en estas cooperativas, luego de la confiscación
de todas sus propiedades y dinero en bancos u otras entidades financieras.
Comentarios