Entre la actual corrupción y la futura
Lucha entre el capital y el trabajo
Entre la
actual corrupción y la futura
El dilema de las elecciones en el Ecuador
Antonio Fabián Núñez Baquero
martes, 14 de marzo de 2017
En las elecciones de abril en el
Ecuador se enfrentan dos posiciones claramente capitalistas: la de Alianza País
de Lenín Moreno y la de Creo-Suma de Guillermo Lasso. La primera tuvo más de diez años en el poder
y va a dejar el país- si pierde la elección- con una deuda externa abultada,
con un índice de desocupación alarmante y con una cadena de corrupción que ha
formado una capa de nuevos ricos, mientras los pobres son más pobres y se debaten
en condiciones de miseria.
Se podría decir que el régimen de
Correa ha preparado las condiciones de su propia derrota y el piso para
consolidar un capitalismo financiero y bancario como el de Lasso.
El programa de Creo-Suma elimina todos los
impuestos que Alianza País improvisó para atender las abultadas necesidades del
fisco y claramente beneficia a los niveles medio y alto de la clase dominante.
El programa de Lenin Moreno insiste en su
tendencia de asistencialismo filantrópico y hay que reconocer a su favor que
apunta a paliar las necesidades de las clases desposeídas.
En un sistema capitalista como el
que vivimos los países atrasados carecen de una estructura de trabajo y de
fuerzas productivas necesarias por lo que cada gobierno que viene acude a
inflar el aparato de estado para dar empleo a sus clientes y simpatizantes. Es lo
que hizo Correa al inaugurar ministerios que en realidad son innecesarios.
Por la propia naturaleza de clase y su programa
Lasso los va a eliminar así como lo hará con el bono de la pobreza y todo el
asistencialismo de Alianza País. De manera que no nos extrañaría que el
programa de Trump- en pequeño pero con aguda dinámica- impere en el Ecuador:
esto es: la eliminación de la salud gratuita- lo que queda de ella- y todo lo
que huela a economía estatal o de cobertura social, y, desde luego, una política
anti-imigrantes y de cerrazón de puertas adentro hacia un nacionalismo
agresivo. Si este liberalismo absurdo domina en el centro del imperio, con un
Trump prohibiendo a las empresas que usen mano de obra extranjera o pongan
factorías en México o en otro país, no se entiende cómo Lasso va obtener
inversión al menos de EEUU. Eso sí no se descarta que la política de zona
franca y de las maquilas impulsadas por capitales golondrinas sea el modo de
sacar adelante su oferta de un millón de empleos a costa de una salvaje
extracción de plusvalía.
Las condiciones de crisis sistemática del
capitalismo en el mundo nos hace ser muy parcos: las plazas de empleo
alcanzadas, aun con plusvalía extrema, serán menos de la mitad de ganar Lasso.
Es por ahora más que nunca evidente
que el régimen de Correa y Alianza país- que ha lanzado a Moreno-Glas a la
palestra eleccionaria- no es, nunca fue socialista, así como no lo son y nunca
fueron sus aliados de Venezuela, Nicaragua o Argentina. El delito más grave que
debe imputársele a Correa y sus secuaces es la de haber usado el membrete de
socialistas para desprestigiar al socialismo. A la vez es claro que la buena
voluntad y el asistencialismo filantrópico no pueden reemplazar a un régimen de
igualdad social verdadero y dirigido por la base de la sociedad, es decir: los
obreros y los campesinos.
Al mismo tiempo se puede ver que
si no se elimina el régimen de la propiedad privada y la ganancia la corrupción
campante anula todo esfuerzo igualitario. Es lo que ha sucedido con Alianza País: las
carreteras son excelentes, las construcciones del milenio igual, la mejoría en
los equipos hospitalarios ni se diga ¿ pero y los sobreprecios y la cadena
infinita de la corrupción? Es bueno
tener aliados: ¿pero de la clase de Chávez cuyos miembros familiares están
podridos en dólares gracias al timo, a la mentira de una revolución que se
disfrazó de socialista? ¿Cómo elogiar y hasta condecorar a una prontuariada
como la Kirchner de Argentina?
Estos hechos son resultado de la concepción y
práctica capitalista de Correa y que han preparado las condiciones para que
Lasso se encuentre en la palestra de la oposición. Es buena la producción
petrolera, incluso tener socios ¿pero qué sucede cuando te mezclas con
entidades tramposas como PDVSA, o maestras de la coima y el cohecho como
Odebrech?
Si no eliminas el modo de
producción obsesionado por la ganancia y la propiedad privada la corrupción se extiende al infinito:
Trump e Ivanka en EEUU mejoran la situación de sus hoteles y venden más ropa de
su marca aprovechándose de su poder en el gobierno ¿acaso Correa no ha usado el
poder para ganar juicios, desde al Banco del Pichincha hasta contra humildes y
valientes periodistas? Esta es una práctica capitalista. ¿y acaso Lasso no hará
uso de su poder para beneficiar a su clase de banqueros y a sus propios bancos?
Esto es el capitalismo y no hay vueltas que darle.
De manera que en las elecciones
el pueblo se enfrenta al dilema de permanecer en la corrupción actual o dar
paso a la corrupción futura. Moreno o Lasso.
Algún chistoso podría decir: más
vale corrupción conocida que corrupción por conocer…La mayoría dirán muy contrariados:
¿entonces no tenemos salida?
Hay una salida: la eliminación de la propiedad
privada y el trabajo asalariado y la ganancia. Esto no lo pueden llevar a cabo improvisados
actores capitalistas como Moreno o Lasso. Es una tarea de un gobierno
obrero-campesino en el caso de Ecuador y América Latina. Pero se necesita
formar una dirigencia política para ese propósito, no se puede improvisar. Una dirección
obrero-campesina con políticas de rigurosa igualdad social, en esta dirección
cada uno de sus miembros está vigilado por lo que hace o deja de hacer, por la
aplicación correcta del programa. Moreno y Lasso no poseen esa dirección, son átomos
sueltos. Moreno apenas con la vigilancia capitalista de Correa y su movimiento.
Lasso ni eso.
¿Entre tanto qué hacemos?
Preparar la dirección obrero-campesina. Gane quien gane la primera opción será
vigilar la fiscalización del régimen correista. Es evidente que de ganar Moreno
no lo hará, lagarto no come lagarto. Y Lasso tampoco porque tendrá miedo que también
lo hagan a él. Gane quien gane nos enfrentamos al mismo capitalismo con
diferente cara. Entonces hay que vigilar centímetro a centímetro las acciones del
nuevo gobierno. Todo con la perspectiva de dotar al pueblo, a las bases
obrero-campesinas con las mejores condiciones para un futuro régimen obrero
campesino. Se vienen tiempos tormentosos y de lucha, no depende de nosotros.
En definitiva, la pelea en el
mundo es entre el capital y el trabajo como hace más de unas tres centurias, desde
la revolución industrial.
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