¿Hay un infierno mayor que este Apocalipsis?


¿Hay un infierno mayor que este Apocalipsis?
Por Fabián Núñez Baquero
15/11/08


El curso de la quiebra del sistema financiero y bancario con sus jinetes apocalípticos recorre la faz del planeta sembrando caos, desconfianza, desolación, desempleo y hambre. Ahora que China ingresa en la pista de patinaje del colapso, poniendo más de 600.000 millones de dólares para que no se desplomen los bancos asiáticos, vemos cómo este tornado mundial envuelve en su macabra estela a todos los continentes. En EEUU, Islandia, Reino Unido, Francia, España, Irlanda, Alemania, Japón, América Latina, África, Asia, la clase dominante de estos países han destinado cientos de miles de millones de dólares para ir en ayuda de sus escasos socios banqueros, virtualmente nacionalizando los bancos, puesto que han tomado el dinero del pueblo- que está depositado en la banca del Estado- para auxiliar a un puñado de capitalistas dueños de bancos y financieras. Sólo el rescate del gobierno de EEUU suma más de 800.000 millones de dólares. Merkel de Alemania dispuso de más de 400.000 millones , Reino Unido más de 500.000 millones igual que Francia.
En el otro extremo- y según datos de la FAO con menos de 30.000 millones de dólares se podría subsanar definitivamente el hambre de 900 millones de personas; hay más de 10 millones en paro sólo en EEUU y en cada país las cifras se disparan a dos dígitos de tasa de desocupación y la situación de los países que dependen de la venta de sus materias primas -petróleo, etanol…etc- es muy vulnerable.
Las remesas de dólares que los emigrantes mandan a sus familiares cada vez es menor, tanto de los que trabajan en Europa como de los que lo hacen en EEUU. No hay ya palabras para retratar el sufrimiento de los emigrantes: se endeudan con formas viles de crédito para salir de sus países en busca de trabajo, les impiden trabajar, no les dan los derechos que merece todo ser humano y laboran sólo para pagar los créditos de agio, les encadenan con papeles burocráticos, las mujeres tienen que prostituirse para no perecer de hambre, las fronteras, las embajadas, las leyes de cada país, les expolian y maltratan. Sus hijos, que nacen en los países a donde trabajan les niegan la nacionalidad y todos los derechos a educación, salud, alimentación. Les pagan menos que a los obreros indígenas. En lugar de ir en auxilio de esta masa vulnerable y sufrida, en cada país, cada clase dominante, elabora leyes para expulsarlos y hacerles la vida imposible. En los hechos cada trabajador ya no tiene suelo donde estar, ya no tiene patria, ya es - junto a sus hijos- parte de la nueva sociedad planetaria sin patria, sin fronteras, sin explotación que surgirá de toda esta barbarie. Pero es necesario la unión de todos los obreros en el mundo para acabar de una vez por todas con todo este sistema de esclavitud y miseria. Se debe proyectar y realizar una reunión mundial de emigrantes para elaborar una estrategia de defensa global de la clase obrera y pobre del mundo.¿Hay un infierno mayor que este Apocalipsis?

La pobreza galopante en los principales países capitalistas es de caracteres espantosos sólo superados por los países llamados subdesarrollados o pobres. Los precios de los alimentos suben a niveles astronómicos, mientras el precio de las viviendas padecen de una deflación catastrófica. Y frente a esto, para los obreros y pobres ninguna clase dominante en ningún país del mundo ha destinado ningún fondo de auxilio, ninguna estrategia para precautelar las vidas de millones. Debemos luchar por impedir que los fondos de los pobres sirvan para los pobres y no para los ricos y financistas.
Se hace sí una vez más visible la ley fundamental del sistema capitalista descubierta por Marx: la acumulación de riqueza en pocas manos en un polo y la extrema miseria y el paro forzoso de millones en el otro extremo.
Toda esta realidad lo único que hace es verificar la teoría marxista de que el sistema capitalista lleva en sus propias entrañas el virus de su destrucción. Y ese virus no es otro que el crédito y la ganancia que son extraídos del lomo de la clase obrera. El interés y el crédito son formas de explotación de plusvalía de los trabajadores a través de toda la cadena de intermediarios burgueses y pequeño burgueses dedicados al negocio de productos y al negocio de dinero.
Desde el corredor de bienes raíces que cobra una comisión por vender una casa, hasta la aseguradora y de la re-aseguradora en el último extremo de la cadena, pasando por el banco que presta al contratista de obra civil, al dueño de los terrenos, y que presta a todos los integrantes del comercio y la actividad financiera. Todos esperan sacar- como la sangre de la piel- la plusvalía que alguna vez efectuará- a costa de su sudor y lágrimas- el obrero, el empleado público, el campesino medio, el obrera agrícola, los pobres. Y todos trabajan para los bancos. Todos están encadenados al crédito.
El más humilde hombre que saca un electrodoméstico en una empresa comercial está condenado a un contrato leonino- vía intereses, además de lo que debe pagar por mora, por administración, etc. El crédito le sale muy caro y muchas veces- a una gran mayoría le acontece- que faltándoles unas dos o tres letras, por no pagarlas les quitan los objetos comprados. Al obrero le roban plusvalía en la fábrica, le roban sus derechos económicos y laborales, le roban cuando le contratan, le roban cuando le despiden, le roban cuando le dan las supuestas utilidades, le roban cuando pagan a la burocracia sindical, le roban cuando en la huelga le traicionan y sólo ganan el crédito los burócratas.
Al pobre no sólo le cobran impuestos generales- y el único que los paga- sino que le sangran en la seguridad social, en el impuesto de valor agregado, en el mantenimiento de la burocracia de la ciudad, de la nación, en los alquileres de vivienda, en los préstamos momentáneos o de poco tiempo. Todo es crédito y todos trabajamos para los bancos. Y además tenemos que pagar lo que irresponsablemente cogen de las arcas públicas los gobiernos para salvar a sus socios capitalistas. Y tenemos que pagar la corrupción y el fraude cotidiano del sistema. Y tenemos además que contribuir para el pago de la deuda externa. Cada país tiene su deuda externa. Los EEUU tiene la más grande deuda del mundo que sobrepasa los mil millones de millones de dólares y la debe a capitalistas y entidades de todas partes del mundo. Es evidente que no debemos pagar ni las deudas leoninas por viviendas ni la deuda leonina por la deuda externa.
Hoy se reúnen los gobernantes capitalistas del mundo para volver a poner en marcha este sistema de corrupción y robo llamado sistema financiero y bancario. George Bush, el mandatario norteamericano, ya se anticipó en declarar que esta quiebra no significa que el capitalismo ha dejado de funcionar o que es culpa de este sistema y que aun cuando no es perfecto es el mejor de los sistemas posibles. Claro que es perfecto para mantener a miles de millones en la miseria y a unos pocos miles en el lujo insultante. Pero lo que se ve claramente es que es el sistema y son los gobernantes y la clase dominante capitalista los responsables de toda la crisis, una crisis que no es por malos manejos, fraude y robo de dinero solamente, sino porque el sistema capitalista, al cual representan y defienden, es en esencia un sistema de robo, de corrupción, de saqueo y de oportunismo repugnantes.
Los capitalistas no resolverán nunca las necesidades de los pobres. Siempre estarán utilizando a su favor, lo que decía Marx, esa oficina de negocios de los empresarios que se llama Estado. Los capitalistas hablan de una recesión que durará por lo menos dos años. Ellos pueden aguantar con sus reservas económicas robadas al mismo pueblo pobre. ¿Pero y el proletariado acaso no pone y pondrá los muertos en esta apocalíptica recesión? Sólo el proletariado se liberará de las cadenas del crédito, el agio y la explotación. Sólo la clase obrera salvará a la clase obrera. Y para eso debemos derrocar al sistema de nación-estado, al estado en cada país, con la clase dominante corrupta y que se apropia de todo. Y solo el socialismo científico lucha por este programa internacional de liberación del proletariado por el propio proletariado. Y en eso reside nuestra responsabilidad de inocular la conciencia socialista a obreros y pobres, a toda la población miserable del globo.

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