La nauseabunda crisis del agio en Europa
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La nauseabunda crisis
del agio en Europa
Se debe repudiar la
deuda soberana
Fabián Núñez Baquero
27/04/2012
¿Hasta cuando la sociedad
trabajará sólo para atender los intereses bancarios y de los prestamistas y
agiotistas internacionales? Virtualmente todos los países de Europa se
encuentran colgados en el sucio garfio del agio, al cual le dan el nombre
pomposo de “Deuda Externa Soberana”. Es como si un condenado a la silla
eléctrica sugiriera que sus captores y carceleros no utilicen el nombre de
“silla eléctrica” para su próxima ejecución, sino “ silla para dormir el sueño
largo” o “asiento para obtener la paz”. La esencia no es la silla y su nombre,
sino su tránsito convulso hacia la muerte. Lo mismo podemos decir en cuanto se
refiere a la ornamentada “Deuda Externa Soberana”. No es de ninguna manera soberana,
porque si lo fuera no eliminaría todo tipo de independencia en la economía y
sociedad de cada país inmerso en la piscina maloliente de los préstamos y los
créditos a tanto por ciento de interés para el Shylock individual o colectivo
que le aplastan el gaznate.
Todo el sistema de crédito en la
sociedad capitalista opera con el látigo del agio en manos de malvados
sobrestantes como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo.
A estas entidades no les interesa la vida o el bienestar de millones, sino que
los bolsillos de los agiotistas no se perjudiquen y, por el contrario, se
repleten más. La última crisis capitalista que está presente ahora con mayor
fuerza en Europa, es- para hablar con palabras certeras- una crisis del agio. Y
si no revisemos unos pocos datos:
Los prestamistas de la Unión
Europea exigen el recorte presupuestario de 15.000 millones de euros en
Holanda, equivalente al 3% de su Producto Interno Bruto(PIB). Esta presión ha
ocasionado la dimisión en masa del gobierno de Marck Rutte quienes no desean
ser responsables de aumentar la miseria que ya sufre una gran parte de la
población. Habrá nuevas y anticipadas elecciones (nuevos gastos innecesarios
para los pobres) para septiembre o noviembre de este año. Esto en condiciones
que el país está en franca recesión económica, con una tasa de desempleo del 6%
de la población y con más de 60.000 personas de extrema pobreza que son
atendidos en los comedores sociales.
Italia deberá pagar 480.000 millones de euros
este año y España cerca de 300.000 millones y tiene más del 24% de desempleo,
situación que afecta a centenas de miles de latinoamericanos emigrantes que
acosados por las deudas inmobiliarias, por el desempleo y el hambre, tienen que
volver a sus hogares de origen. Como es conocido en Ecuador el segundo rubro de
los ingresos, después del petróleo, era la remesa de los emigrantes que ahora
en cambio piden auxilio al estado y familiares. A Grecia le volvieron a prestar
como 300.000 millones de euros pero, a pesar de los infames recortes y rebajas
de salarios los agiotistas no están muy seguros de que Grecia pueda pagar.
Frente a tan nublado panorama lo
importante es comprender quién presta a quién, qué es el sistema de crédito o
agio sistemático y garantizado por las leyes de cada país.
Si alguien me presta algún dinero
tiene que estar seguro primero de si trabajo, dónde, cuál es mi salario,
cuántos son mis gastos y si me sobra recursos para pagar el capital y los
intereses. (Para eso existe la información cruzada que existe sin mi
consentimiento). Es decir que el
prestamista tiene la confianza de ganar sus intereses esperando que la plusvalía, el plus que saca de mis riñones
se cumpla cada mes. Si esto es así, entonces el negocio marcha y no hay
problema. Pero si me quedo sin trabajo no puedo rendir plusvalía para nadie ni
siquiera puedo atender a mis necesidades básicas. Y esto ya es problema. Pero
lo será más si vuelvo a endeudarme confiando en que mañana o pasado ya tendré trabajo:
entonces el capital se vuelve más grande y el interés compuesto crece en forma
geométrica. Y luego no habrá sueldo que aguante para pagar ni capital ni el
agio correspondiente.
Ahora bien, este fenómeno si multiplicamos por
millones de personas que sufren lo mismo que yo, tenemos ya los datos
escalofriantes de la mal llamada deuda soberana. Los intereses de los
prestamistas buscan plusvalía en todos los rincones del planeta cuando los
obreros y pobres no tienen ya en qué caerse muertos. Los bancos acosan a los
emigrantes hasta sus mismos países de origen para cobrarse deudas de terceros
bancos en otros países. Pero, así y
todo, acuden al acosamiento de los gobiernos, por medio de los cuales- vía
impuestos, reducción de salarios, IVA, etc- retuercen el pescuezo de los
humildes que están semi vivos, semi defendiéndose con la ficción de una semi
economía de sobrevivencia. Esto es lo que hemos llamado los paquetazos
que nos reparten los regímenes de turno que han sido previamente amansados por
el FMI y el Banco Mundial. (Ya tenemos un tremendo paquetazo en Canadá
aumentando el precio de las matrículas). Tenemos las negras experiencias de su
gestión macabra, lección que no han aprendido países más desarrollados como
Holanda y España que ahora toda su agenda de gobierno se encuentra arrodillada
a las recetas de estos dos gendarmes y su similar, el Banco Central Europeo.
Si no aprendemos de los demás, de
la historia pasada, entonces no somos todavía Homo Sapiens y sí animales
díscolos sin historia y sin futuro buscando carroña en la oscuridad.
El acogotamiento a los
obreros-vía gobiernos y bancos de cada
país- por parte del Fondo
Monetario lleva a subastar y privatizar las empresas del estado como sucedió en
Argentina y aún así, dejando el esqueleto de la economía para la sociedad, la voracidad de los
agiotistas no queda satisfecha y siguen los remanentes de las deudas
succionando la cal y los huesos de obreros y pobres. El agio es una especie de
gangrena que tapona las arterias de la producción y de la esperanza. Hasta los
capitalistas medios, constatando que tienen que pagar casi todos sus ingresos a
los bancos, abandonan la palestra y se lanzan a la especulación, porque dicen,
mejor es- se gana más- convirtiéndose en agiotistas antes que trabajando honradamente
para la producción. Pero si todos se dedican al negocio del dinero, ¿quién trabaja, quién produce, de dónde sale
para los intereses? ¿Qué plusvalía se espera recibir si no hay trabajo?
Entonces el flujo colosal de capital especulativo- sin tener respaldo en el
trabajo y la producción- origina las llamadas burbujas del crédito
inmobiliario, desactiva la inversión productiva, el mismo capital ya no produce la ganancia adecuada para generar el
estímulo privado y como en espiral descendente las economías caen en la
recesión: España está en recesión, reconocida oficialmente, Holanda está en
recesión, Italia está en recesión. Todo porque el crédito se ha convertido e
una bola de grasa que impide moverse a las economías y la Deuda soberanamente
invade hasta las alcantarillas de los mismos bancos a quienes ya nadie puede
cumplir con los pagos de capital e intereses.
Entonces el sistema bancario,
financiero y de crédito se convierte en un cáncer insalvable, así se destine-
como se lo ha hecho- trillones de dólares para salvar los bancos más famosos y
grandes, así se nacionalice, se recurra a los fondos globales del estado- es
decir, del pueblo, como sucedió en Estados Unidos e Irlanda, el sistema es una
verdadero tonel de las Danaides y millones de seres humanos caen en la miseria
y el hambre.
Definitivamente la mal llamada deuda
externa soberana debe ser repudiada en cada país, así quienes tengan los
papeles de esa deuda sean entidades de la iglesia, corporaciones
transnacionales, multibillonarios egoístas o personajes que se disfrazan de
filántropos para mejor saquear con intereses leoninos. En Portugal no se debe
pagar un solo centavo de la tal deuda, en Italia, España y Holanda lo mismo, si
no se quiere que los levantamientos y la lucha de clases alcance las fronteras
de la contraviolencia sostenida, porque la violencia la están imponiendo los
agiotistas y su sistema de crédito.
El dinero es un bien social,
producto del trabajo humano, es a la vez una relación entre hombres y su flujo
y su tenencia es tan colosal que no puede estar en manos privadas. Debe estar
en manos de la sociedad. Y al decir esto queremos significar que el sistema
bancario debe ser nacionalizado no para el puñado de banqueros corruptos- como
sucedió con Obama y Bush quienes les entregaron trillones de dólares- sino para
todo el pueblo. No debe haber ganancia
con el dinero, se la debe penalizar. Los bancos deben pertenecer a sus
depositantes y el estado solo puede intervenir como organismo de control y a la
vez ser controlado por los mismos poseedores de trabajo coagulado, es decir de
dinero. No más bancos privados negociando con el sudor y sangre de pobres y
obreros. Se debe instalar un solo banco central, con las sucursales necesarias
en cada país, reglamentadas por el estado y bajo el control de los dueños del
dinero.
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