Caída del sistema financiero y bancario capitalista



Editorial
La catástrofe del capitalismo pone al día la revolución socialista internacional

22/08/2008
El mundo está viviendo ahora una extraña conjunción de dolores de parto bajo el salto dialéctico de la catástrofe del modo de producción capitalista y el sistema de nación-estado y la defunción del crédito y el nacionalismo económico. Nadie puede desconocer ahora la directa interconexión de todo el andamiaje de la economía mundial- con su sistema de ganancias- quebrantado hasta los huesos por la caída del régimen de hipotecas subprime, y la colisión de todo el sistema financiero y bancario que está llevando a los bancos más importantes del mundo a la quiebra, profundizando la inflación y el estancamiento de la economía de EEUU y Europa y desgarrando de inestabilidad y caos la ya de por sí débil economía de América Latina y los países dependientes del imperio del capital.
El sistema capitalista está echando agua por todos los costados y la burguesía y sus corifeos ya no tienen la prepotencia de un sistema supuestamente inconmovible, pero tampoco pueden decir que la crisis es una simple pandemia pasajera que tarde o temprano volverá a poner triunfante al capitalismo, sino, lo que es peor, no tienen la más mínima idea de las causas del desplome ni del camino a tomar después de este fulminante apocalipsis.
Basta ver los anuncios de la misma prensa burguesa: desaceleración de la economía en Inglaterra, España y Alemania, baja notable de el superávit de la economía china, la que ha sido publicitada como la más poderosa luego de la del imperio estadounidense; caída de las bolsas de valores en los más grandes países de América Latina; consistente colapso- con muy ligeros repuntes- de los índices Down Jones, Nikkei, Stándar and Poor; erogación de centenas de miles de millones de dólares por parte del Banco Europeo, la Reserva Federal de EEUU para el intento de parar la quiebra de los mega-bancos y financieras; alza galopante del precio de los alimentos por la creciente alza de las materias primas y por la fiebre loca de utilizar la soya, el maíz, la caña de azúcar para la confección de combustibles; y la curva ascendente del precio del petróleo y derivados.
La misma prensa burguesa, desde el Financial Times hasta The Guardian, el ABC y El País de de Inglaterra y Madrid respectivamente, tienen que verse compelidos a reconocer que frente a ésta la crisis del 30 en el siglo pasado no fue sino una leve llovizna de verano. Lo más grave para ellos es, de igual manera, el reconocimiento que la confianza en el sistema del crédito ya no tiene razón de ser y que ninguna economía de ningún país del mundo puede ser independiente en la cadena interconectada del modo de producción capitalista. Reconocen que la salida de la crisis es difícil sino imposible o improbable
Los gastos para la defensa de las catástrofes naturales, la tormenta Fay, el terremoto de China, los tornados y ciclones, sumados a los gastos de las carnicerías en Irak, Afganistán, Georgia, no pueden alcanzar ni remotamente las pérdidas económicas que está significando el desplome del sistema financiero y bancario. De hecho han sido Marx y el marxismo quienes han pronosticado no sólo el curso del colapso capitalista de manera general y conforme al estudio de las leyes de este sistema, sino que en cada coyuntura han visualizado, bajo la óptica del materialismo dialéctico e histórico, el pulso de leves mejorías y los agravamientos de un modo de producción con cáncer agónico de larga data.
Los científicos revolucionarios del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI ) mediante su página electrónica www.wsws.org y mucho antes de la creación de este sitio, pronosticaron en 1987 el curso de la globalización antes de que ningún sector de la burguesía lo hiciera.El CICI se ha anticipado desde décadas a prevenir el inexorable declive de la columna vertebral del sistema de las ganancias: los bancos y las financieras. El CICI viene desarrollando un trabajo de enorme envergadura histórica para guiar a la clase obrera internacional en la lucha por el modo de producción socialista, cuya antesala es la revolución social en todos los países y el derrocamiento de la burguesía y el capitalismo a escala planetaria.
Ahora más que nunca se puede ver, palpar con las manos la teoría de la revolución permanente de Trotsky y la función especial del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, como partido de la revolución mundial en esta etapa de extrema importancia histórica.
Es claro, y como todo materialista dialéctico lo sabe, que estos dolores de parto pueden conducir a la revolución socialista o a la contrarrevolución capitalista, o sea, a que este sistema se siga sobreviviendo aún a pesar de su catástrofe ocasionando daños irreparables en la vida, el trabajo y la salud del proletariado mundial. La clave de esta crisis reposa en los hombros de la clase obrera y sobre todo en su vanguardia revolucionaria y su habilidad para sembrar la conciencia socialista en obreros y masas pobres.
La apertura de una situación revolucionaria en el propio centro del imperio, a la vez que la periferia, sólo puede ser resuelta con la creación de partidos del CICI en todo el mundo, los cuales se encargarán de movilizar todo el potencial del proletariado para acabar con el sistema basado en el lucro y el nacionalismo.

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